Washington (EFE)
El Gobierno de Sudán aseguró a Estados Unidos que la joven sudanesa que este lunes evitó una condena a muerte por apostasía y que fue detenida hoy junto a su familia en el aeropuerto de Jartum está a salvo.
“El Gobierno nos ha garantizado su seguridad. No tengo nada que indique que no es el caso”, indicó la portavoz adjunta del Departamento de Estado norteamericano, Marie Harf, que no detalló dónde se encuentra la familia de la mujer, ni cuándo partirán de Sudán.
El ejecutivo sudanés informó al Departamento de Estado que la familia fue temporalmente detenida en el aeropuerto de la capital durante varias horas para interrogarla sobre el viaje y sobre los documentos, pero “no han sido arrestados”, aclaró Harf.
La portavoz señaló que el Gobierno sudanés les ha garantizado la seguridad de la familia y la embajada estadounidense está trabajando para resolver los problemas para que puedan viajar.
“Estamos centrados en que salgan de Sudán lo antes posible”, señaló Hart, que explicó que Estados Unidos está tratando directamente con las autoridades sudanesas para asegurar la partida “segura y rápida” de la familia.
Decenas de agentes de seguridad detuvieron a Mariam Ibrahim Ishaq, de 27 años, su marido Daniel Wani y sus dos hijos cuando estaban en el aeropuerto de la capital sudanesa intentando viajar al extranjero.
Las autoridades trasladaron a toda la familia a un lugar desconocido, según un abogado de la mujer sudanesa, que explicó que Ishaq tenía previsto viajar a EE.UU., ya que su marido tiene pasaporte estadounidense aunque sea de origen sudanés.
Salvada de la muerte
El Tribunal de Apelación de Jartum decidió este lunes anular la condena a muerte que pendía sobre ella, que es cristiana, tras haber sido juzgada por apostasía.
El tribunal consideró que el fallo en primera instancia dictado contra la joven se basó en “pruebas débiles y contradictorias”.
Ibrahim, de padre musulmán y madre cristiana, fue sentenciada a la horca el pasado 15 de mayo, aunque la Justicia le concedió dos años para cumplir la pena con el fin de que pudiera amamantar al bebe, al que tuvo en cautiverio.
La Ley islámica o sharía que rige en Sudán desde 1983 condena con pena de muerte la conversión a otras religiones.