Los líderes del G20 prometieron este domingo que “no escatimarán esfuerzos” para garantizar la distribución justa de las vacunas contra el coronavirus en todo el mundo y apoyarán a los países pobres cuyas economías se vieron devastadas por la crisis.
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Después de una cumbre por videoconferencia organizada por Arabia Saudita, los miembros del G20 indicaron en su comunicado final que han movilizado recursos “para abordar las necesidades financieras inmediatas en salud global para apoyar la investigación, el desarrollo, la fabricación y la distribución de diagnósticos, tratamientos y vacunas de covid-19 seguros y efectivos.”
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Poco después la canciller alemana Angela Merkel dijo estar “preocupada” por la lentitud del proceso.
“No escatimaremos esfuerzos para garantizar su acceso asequible y equitativo para todos”, indica el texto de la declaración final, en referencia a las vacunas, los test y los tratamientos contra el nuevo coronavirus.
La cumbre de las 20 mayores economías del mundo se celebró este año por videoconferencia bajo la presidencia de Arabia Saudita, país muy criticado por las organizaciones de defensa de derechos humanos.
A medida que la pandemia sigue avanzando en el planeta, con más de 57 millones de contagios y 1,3 millones de muertos, los presidentes o jefes de gobierno optaron por el consenso en la lucha contra el virus.
“Apoyamos plenamente todos los esfuerzos de colaboración”, reza la declaración final, en referencia a los dispositivos de lucha contra el virus coordinados por la Organización Mundial de la Salud.
También se comprometen a “abordar las necesidades financieras globales restantes”.
Estados Unidos anunció el domingo que espera empezar su campaña de vacunación a mediados de diciembre.
El Center for Global Development calculó que los países ricos ya han reservado 1.100 millones de dosis de la futura vacuna Pfizer/BionTceh, una de las más avanzadas, sobre un total de 1.300 millones de dosis anunciadas para ser producidas el próximo año.
Sin embargo, en su declaración, el G20 no menciona la cifra de 28.000 millones de dólares, incluyendo 4.200 millones de emergencia, que exigen las organizaciones internacionales para luchar contra la pandemia.
La canciller alemana Angela Merkel, que lleva exactamente 15 años en el poder, dijo el domingo estar “preocupada porque todavía no se ha hecho nada” concretamente para asegurar la vacunación en los países pobres.
En el mismo sentido, la onegé OXFAM denunció a la AFP la “brecha total entre los llamamientos [en particular de los países europeos] para convertir las vacunas en un ‘bien público mundial’ y la carrera por las vacunas que están alentado”.
“Compromiso” con la deuda
El G20 también trató la compleja cuestión de la deuda de los países pobres, que se está disparando como resultado de la crisis económica provocada por la pandemia.
Los líderes del G20 dicen estar “comprometidos a implementar” la llamada Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI), incluida su extensión hasta junio de 2021.
29 de los países más favorecidos del mundo están utilizando este mecanismo para permitir a los países pobres endeudados con ellos suspender el pago de los intereses de sus deudas hasta junio de 2021.
Pero mientras que Naciones Unidas esperaba que este plazo se prorrogara hasta finales de 2021, el G20 deja en manos de sus ministros de finanzas el “examen” de esta cuestión el año que viene.
En este sentido el presidente mexicano, Andrés López Obrador, advirtió en su intervención que la cuestión de la deuda “se va a convertir en otra amenaza para la estabilidad económica y al bienestar social” y pidió “hacer realidad el compromiso de quitar montos de deuda y del pago de servicio de la deuda a naciones pobres del mundo”.
Por su parte el presidente argentino, Alberto Fernández, cuyo país está negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pidió el sábado el apoyo del G20 y de los organismos internacionales tras el “enorme esfuerzo fiscal” de Argentina”.
Las grandes potencias, que ya han gastado unos 11 billones de dólares para salvar la economía mundial, también dicen estar “decididas a seguir utilizando todos los instrumentos disponibles” para apoyar una recuperación “desigual” y “muy incierta”.
En cuanto al medioambiente, reconocen que la lucha contra el cambio climático “se encuentra entre los desafíos más urgentes de nuestro tiempo”.
En este sentido el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, se quejó de las críticas a su país por su política medioambiental y presentó un balance en cifras para “repeler ataques injustificados de naciones menos competitivas y menos sostenibles”.
Donald Trump, que había abandonado las rápidamente una reunión el sábado para ir a jugar al golf, aprovechó el discurso del domingo ante sus homólogos para criticar una vez más el Acuerdo de París, “diseñado para matar la economía estadounidense”.
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