El presidente estadounidense, Joe Biden, celebró el sábado su primer gran éxito legislativo, tras la dificultosa adopción de un vasto plan de inversión en infraestructura, pero aún tiene que superar las divisiones en su partido para aprobar el componente social y ecológico de sus ambiciosas reformas.
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“No creo que esté exagerando al afirmar que se trata de un avance colosal para nuestro país”, aseguró el presidente frente a las cámaras, con el rostro visiblemente aliviado luego de meses de laboriosas negociaciones.
Dijo también que promulgaría esta ley “pronto”, por un monto de 1,2 billones dólares en inversiones para modernizar las carreteras y puentes en ruinas de la economía más grande del mundo, así como subsanar los retrasos del país en la instalación de internet de alta velocidad.
Biden recibió el respaldo final del Congreso el viernes por la noche, gracias al voto de la abrumadora mayoría de los demócratas, pero también de un puñado de republicanos.
“A todos aquellos que se sienten abandonados y marginados por una economía que cambia tan rápidamente: esta ley es para ustedes”, lanzó, elogiando un “plan para los obreros” que permitirá crear “miles de puestos de trabajo” que “no van a requerir de un título universitario”.
Según el presidente demócrata, los efectos concretos comenzarán a sentirse sobre el terreno “dentro de tres meses”.
Biden necesitaba desesperadamente de esta victoria ante la caída en picada de su índice de popularidad después de una rotunda derrota electoral de su partido en el estado clave de Virginia, y a un año de las elecciones parlamentarias de mitad de mandato, en las cuales los demócratas se arriesgan a perder sus minúsculas mayorías parlamentarias.
- El vaso medio lleno -
El veterano exsenador debía demostrar su capacidad negociadora, que tanto se había alabado durante la campaña electoral contra Donald Trump pero que hasta el momento no le había permitido superar las divisiones entre la izquierda y los centristas al interior del Partido Demócrata.
Pero el vaso de sus planes de reforma, que suponen una inversión de alrededor de 3 billones de dólares en diez años para remodelar el estado de bienestar, está colmado solo a la mitad.
Biden aún no ha podido convencer a un puñado de legisladores demócratas moderados para que también voten los 1,75 billones de dólares del componente social y ecológico del plan, que prevé, por ejemplo, guarderías para todos los niños, una profunda mejora en la cobertura de salud e inversiones significativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Llamado “Build Back Better” (BBB) (“Reconstruir mejor”), ese dispositivo permanece en un limbo.
El sábado, desde la Casa Blanca, el presidente volvió a comprometerse a que el Congreso lo vote.
“Seré claro: se va a aprobar en la Cámara de Representantes y se va a aprobar en el Senado”, dijo, refiriéndose a “una inversión histórica” que, según él, no agravará la inflación ni el déficit público y aumentará los impuestos solo para los muy ricos.
Sin embargo, aunque predice una revisión por parte de la Cámara en la semana del 15 de noviembre, cuando cumplirá 79 años, el presidente no ha fijado aún una fecha límite para la adopción final de su proyecto social.
En el Senado, el demócrata centrista de West Virginia Joe Manchin, sigue resistiendo, dificultando cualquier pronóstico acerca de si el plan será finalmente adoptado.
Preguntado sobre la razón de su optimismo a pesar de los obstáculos que aún debe superar, Biden respondió sonriendo: “Yo”.
Gracias a sus constantes negociaciones entre bambalinas, el 46 presidente de Estados Unidos ha logrado desbloquear un acuerdo en su partido para permitir la adopción del proyecto de infraestructuras.
Los legisladores moderados de la Cámara de Representantes se comprometieron a votar el plan BBB si una evaluación de los servicios del Congreso, esperada para los próximos días, confirma la cuantificación de su costo para las finanzas públicas.
Ese anuncio permitió que la gran mayoría de los legisladores del ala progresista del Partido Demócrata, que inicialmente habían reclamado una votación casi simultánea de los dos planes, apoyaran a su vez el texto sobre infraestructuras, a pesar de que seis de sus integrantes votaron finalmente en contra.
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