Estaciones de servicio con escasez de gasolina, cifras de empleo decepcionantes, temores inflacionistas, situación explosiva en Medio Oriente: por primera vez desde que llegó al poder, Joe Biden enfrenta una semana complicada. Después de sus 100 primeros días a plena velocidad, y con una disciplina que contrasta con el caos de los años de Donald Trump, el presidente demócrata entró en una fase más delicada de su mandato.
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Este cúmulo de crisis, de naturalezas muy diferentes, podrían, en caso de no tener una respuesta adecuada, reforzar una imagen difícil de eliminar después para el presidente con mayor edad de la historia del país.
La imagen de un dirigente muy cómodo para desarrollar unos planes cuidadosamente preparados con anterioridad, pero con menos capacidad de reacción y agilidad frente a lo imprevisto, como ya ocurrió con su demora inicial frente a la crisis migratoria en la frontera sur.
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El ciberataque que provocó el paro de un oleoducto que transporta el 45% de la gasolina estadounidense desde las refinerías del Golfo de México hacia la costa Este creó una conmoción en el país.
El grupo Colonial Pipeline anunció que había “comenzado” a reiniciar las operaciones, pero harán falta varios días antes de regresar a la normalidad y, como viejo conocido de la política, Joe Biden lo sabe bien: el tema de la escasez de gasolina es ultrasensible en Estados Unidos.
Algunos republicanos agitan ya las comparaciones con Jimmy Carter y las imágenes que se convirtieron en símbolo de su único mandato (1977-1981): las largas filas de conductores llenando apresuradamente el tanque con la Segunda Crisis del Petróleo de fondo.
Donald Trump, que va recuperando la voz tras varias semanas de discreción y usa ahora sus comunicados como antes sus tuits, no dejó pasar la ocasión para ironizar.
“Veo que todo el mundo compara a Joe Biden con Jimmy Carter. (...) Creo que es muy injusto para Jimmy Carter. Jimmy gestionó mal las crisis una tras otra, pero Biden ha creado las crisis, una tras otra”.
En el frente económico, una serie de malos indicadores ha puesto a la Casa Blanca a la defensiva. Frente a unas cifras de creación de empleo en abril muy alejadas del millón esperado, Biden multiplicó sus intervenciones pidiendo paciencia.
Las cifras de la inflación publicadas el miércoles también alimentaron las inquietudes. A doce meses, el índice se aceleró con fuerza pasando al 4,2% respecto a abril de 2020, frente al 2,6% en marzo.
Entre los mercados y los economistas surge una pregunta persistente: ¿este alza de los precios, que parece que va a acelerarse en los próximos meses, va a prolongarse mucho más o acabará estabilizándose?
Tensiones en entre demócratas
Superando los pronósticos, Biden había conseguido mantener hasta ahora al Partido Demócrata relativamente unido, apoyándose entre otros en los llamados a la unión sagrada alrededor de la vacunación y en las promesas de inversiones públicas masivas (que todavía no han superado el obstáculo del Congreso).
Pero la escalada en Medio Oriente ha despertado viejas fricciones: el ala izquierdista del partido ya está arremetiendo contra un alineamiento que juzga sin matices junto al Estado hebreo.
Preguntado por la espiral de violencia entre israelíes y palestinos, Biden insistió durante un breve intercambio con periodistas que Israel “tiene el derecho de defenderse”, a lo que la legisladora demócrata de Nueva York, Alexandria Ocasio-Cortez, reaccionó con energía en Twitter.
“Declaraciones de este tipo con muy poco contexto y de reconocimiento de lo que precipitó este ciclo de violencia -en este caso, las expulsiones de Palestinos y los ataques en Al Aqsa- deshumanizan a los palestinos e implican que Estados Unidos cerrará los ojos ante las violaciones de los derechos humanos. Está mal”, escribió.
Ante este cúmulo de tensiones, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, suele elogiar con insistencia la vasta experiencia política de Joe Biden, quien fue senador durante 36 años, asegurando que está listo para navegar grandes tormentas.
“El presidente sabía, por haber sido vicepresidente durante ocho años, que cuando tomas las riendas (...) debes estar preparado para manejar varios desafíos, varias crisis a la vez”, respondió el miércoles.
Joe Biden, de su lado, continúa insistiendo en los progresos espectaculares conseguidos en la lucha contra el COVID-19, que avanza con ímpetu hacia el ambicioso objetivo de lograr que el 70% de los adultos estadounidenses tengan al menos una dosis de la vacuna antes de la fiesta nacional del 4 de julio.
Subrayando sus reuniones con legisladores de ambos campos, el demócrata cultiva también su imagen de hombre de consenso y reitera su optimismo sobre la evolución a medio plazo de la situación el país.
“Los estadounidenses apoyan mi acción de forma abrumadora”, valoró el miércoles por la noche en MSNBC, en referencia a los sondeos favorables, en particular sobre su plan de apoyo a la economía de 1,9 billones de dólares.
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