Ómicron, la nueva variante del coronavirus que se extiende por Estados Unidos, provoca más muertes diarias en el país que durante la ola de la variante delta el pasado otoño, y es probable que las muertes sigan en aumento durante días o incluso semanas.
El promedio diario de siete días de muertes por COVID-19 en Estados Unidos ha ido en aumento desde mediados de noviembre, y el jueves alcanzó las 2.267, por arriba del pico de 2.100 de septiembre, cuando la variante delta era la dominante.
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Ahora se presume que ómicron representa casi todos los casos en el país y, aunque provoca una enfermedad menos severa en la mayoría de las personas, el hecho de que sea más transmisible significa que más personas se enferman.
“Ómicron nos llevará más allá del millón de muertes”, dijo Andrew Noymer, profesor de salud pública de la Universidad de California campus Irvine. “Eso causará mucha introspección. Habrá muchas discusiones sobre lo que pudimos haber hecho diferente, cuántas muertes eran prevenibles”.
Los síntomas de ómicron suelen ser más leves y algunas personas infectadas no muestran síntomas, coinciden los investigadores. Pero, al igual que la influenza, puede ser mortal, sobre todo para personas mayores, con otros problemas de salud o para quienes no están vacunados.
“Lo más importante es que ‘más leve’ no significa ‘leve’”, dijo esta semana la doctora Rochelle Walenskey, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, durante una rueda de prensa en la Casa Blanca.
Hasta hace poco, Chuck Culotta era un adulto sano que dirigía una empresa de hidrolavado en Milford, Delaware. Conforme la ola de ómicron asolaba el noreste, sintió los primeros síntomas antes de Navidad y dio positivo el día de Navidad. Murió menos de una semana después, el 31 de diciembre, nueve días antes de cumplir 51 años.
No estaba vacunado, dijo su hermano Todd, porque tenía dudas sobre los efectos a largo plazo de la vacuna.
“Simplemente no estaba seguro de que fuera lo correcto, todavía”, dijo Todd Culotta, quien se vacunó en el verano.
En un hospital urbano en Kansas, 50 pacientes con COVID-19 murieron este mes y más de 200 son atendidos. El Hospital de la Universidad de Kansas en Kansas City, Kansas, publicó un video desde su morgue en el que se veían cuerpos embolsados en una unidad refrigerada y a un trabajador escribiendo “COVID” en una bolsa blanca para cadáveres.
“Esto es real”, dijo Ciara Wright, la coordinadora de asuntos de difuntos del hospital. “Nuestras preocupaciones son: ‘¿Llegarán lo suficientemente rápido las funerarias?’. Tenemos acceso a un camión refrigerado. No queremos usarlo si no es necesario”.
Con más de 878.000 muertes, Estados Unidos tiene la mayor cantidad de muertes de COVID-19 que cualquier otro país.
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