Los cinco pasajeros a bordo del sumergible perdido el domingo cuando efectuaban un viaje turístico al pecio del Titanic -en el Atlántico Norte- perdieron la vida por la “implosión catastrófica” de la nave, anunciaron el jueves la Guardia Costera estadounidense y los organizadores de la expedición.
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“Estimamos que nuestro jefe Stockton Rush, Shahzada Dawood y su hijo Suleman, Hamish Harding y Paul-Henri Nargeolet, desafortunadamente están muertos”, lamentó en un comunicado la empresa OceanGate Expeditions, tras cuatro días de búsqueda que mantuvo en vilo a Estados Unidos y al mundo.
“Un campo de restos” hallado por robots de búsqueda cerca del pecio del mítico transatlántico, a casi 4.000 metros de profundidad, “son consistentes con una implosión” del sumergible Titan, anunció a su vez el contraalmirante del servicio de Guardacostas estadounidense John Mauger.
Mencionó también una “pérdida catastrófica de presión” en la nave como causa del accidente, durante una rueda de prensa en Boston.
Nada más conocerse el desenlace de esta tragedia, el Wall Street Journal reveló que la Marina estadounidense había detectado una señal que indicaba la probable implosión del sumergible el domingo, poco después de su desaparición.
En la inmersión se encontraban el millonario británico Hamish Harding, de 58 años, presidente de la compañía Action Aviation; el paquistaní Shahzada Dawood, de 48, vicepresidente de Engro, y su hijo Suleman, de 19, -ambos también con nacionalidad británica-; el experto buceador francés Paul-Henri Nargeolet, de 77 años y Stockton Rush, director general de OceanGate Expeditions.
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Verdaderos exploradores
“Estos hombres eran verdaderos exploradores que compartían un marcado espíritu aventurero y una profunda pasión por explorar y proteger los océanos del mundo”, dijo en un comunicado OceanGate, al lamentar la muerte de los tripulantes.
La Guardia Costera estadounidense, a la cabeza de un equipo internacional de búsqueda, anunció a mediodía en Twitter que un ROV -vehículo de control remoto- encontró “un campo de restos” esparcidos a menos de medio kilómetro de la proa del Titanic, el célebre transatlántico que naufragó hace 1912.
El contraalmirante John Mauger presentó sus “sinceras condolencias” a las familias de los desaparecidos.
Desde Reino Unido, el ministro de Asuntos Exteriores, James Cleverly, lamentó en Twitter la “trágica noticia” y manifestó su “apoyo” a las familias y sus “profundas condolencias” de parte del gobierno.
Mientras tanto, Islamabad agradeció los “esfuerzos internacionales para buscar” el sumergible y a sus cinco ocupantes, entre ellos un padre y su hijo pakistaníes. Sus familiares expresaron el viernes su “profundo dolor”.
Con aviones C-130 así como P3 y naves dotadas de robots submarinos, Estados Unidos y Canadá habían desplegado incluso la mañana del jueves todos los recursos para continuar la búsqueda en sus costas, donde se encontraba el Polar Prince, barco nodriza del sumergible de turismo.
En la superficie, la zona de búsqueda abarcaba unos 20.000 km cuadrados.
Desde París partió también el Atalante, una nave del Instituto francés de investigación para la explotación del mar (Ifremer), dotado con un robot capaz de llegar hasta los casi 4.000 metros de profundidad donde está el Titanic.
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Posibles negligencias
El sumergible Titan, de 6,5 metros de eslora, se sumergió el domingo pero perdió comunicación menos de dos horas después de haber iniciado la inmersión turística. Tenía una autonomía teórica de 96 horas de oxígeno.
El miércoles sin embargo, aún había esperanzas. Dos aviones canadienses P3 habían detectado ruidos en el agua, pero su origen no tenía ninguna relación con el sumergible.
En medio de las búsquedas durante la semana surgieron informaciones que comprometían a Oceangate sobre posibles negligencias técnicas del sumergible.
Una demanda civil en Estados Unidos en 2018 muestra que un exdirectivo de la empresa, David Lochridge, fue despedido luego de expresar serias dudas sobre la seguridad del Titan.
Según Lochridge, un ojo de buey de la parte delantera del aparato fue concebido para resistir la presión a 1.300 metros de profundidad y no a 4.000 metros.
OceanGate, que fabricó y operaba el sumergible, y que cobraba 250.000 dólares por plaza, llevó a turistas a los restos del Titanic, cuyo hundimiento dejó cerca de 1.500 muertos, una de las más grandes catástrofes marítimas.
Sus restos, a casi 600 kms de tierra firme, se convirtieron desde que fueron descubiertos en 1985 en lugar de ensoñación para aventureros y ricos turistas intrépidos.
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