El 3 de mayo de 2007, hace exactamente 15 años, Madeleine McCann, una niña británica de tres años que vacacionaba junto a su familia en una playa del sur de Portugal, desapareció de la habitación del resort en el que se hospedaba.
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La niña dormía esa noche en el departamento 5A del complejo Ocean Blue de la localidad de Praia da Luz mientras sus padres cenaban con amigos en un restaurante de tapas dentro del mismo centro turístico. Cuando Kate, la madre de Maddie, se acercó al cuarto donde la niña dormía junto a sus dos hermanos menores, encontró vacía la cama de la pequeña y la ventana abierta. Eran las 10 de la noche. Madeleine se había esfumado. Nunca más se supo de ella.
El caso de la niña desaparecida en la región portuguesa del Algarve conmovió al mundo en su momento y todavía despierta interés cada vez que se habla de él, o cada vez que aparecen novedades sobre lo que pudo haber pasado con la pequeña. Es que, pasados tres lustros del hecho, todavía su destino continúa siendo un misterio. Y a través de los años han surgido las más diversas teorías acerca de la suerte que corrió Maddie tras la fatídica noche de su desaparición.
Se tejieron entonces conjeturas en las investigaciones policiales que fueron desde la captura de la pequeña por una red de trata hasta la acusación contra sus propios padres. Se habló de una muerte accidental, de que la niña vio lo que no debía haber visto y, finalmente, la posibilidad de que haya sido raptada y asesinada por un pedófilo.
Desde el 3 de mayo de 2007 hasta el 3 de mayo de 2022, estas fueron las principales teorías sobre la desaparición de Madeleine McCann.
¿Fueron los padres?
Cuando todavía el mundo estaba imbuido en la conmoción por la desaparición de Madeleine McCann, en 2007, una de las líneas de investigación de la policía portuguesa apuntaba nada menos que a Kate y Gerry McCann, los padres de la pequeña. Algunas versiones dijeron que los progenitores de la niña, los dos médicos, habrían sedado a la pequeña o ella habría muerto accidentalmente en su habitación, y sus padres, para encubrir el hecho y evitar ser acusados por negligencia, se deshicieron del cuerpo.
El argumento judicial contra los padres de la pequeña se cimentó en ciertas inconsistencias en las primeras declaraciones de la pareja ante los investigadores y por la participación de perros rastreadores, que habrían reaccionado al olor de la pequeña en el interior de un auto que Gerry y Kate alquilaron en Portugal tiempo después de la desaparición de su hija. Pero las pruebas de ADN recogidas del vehículo no fueron concluyentes.
Así, si bien los papás de Maddie llegaron a ser sindicados oficialmente como sospechosos (argüidos, el término en portugués) de la desaparición en septiembre de 2007, pocos meses después, en julio de 2008, cuando la investigación de la policía portuguesa concluyó, la sospecha fue descartada por falta de evidencias.
Obviamente, Gerry y Kate siempre negaron estas acusaciones y se concentraron en una búsqueda intensa e internacional de la pequeña. Pero a la pesadilla de verse involucrados en la desaparición de su hija le faltaba un capítulo más. Sucede que el primer jefe de policía portugués que investigó el caso, Gonçalo Amaral, escribió un libro en el que sugería -otra vez- que los padres eran responsables de la muerte de la pequeña y de su posterior desaparición.
Maddie, la verdad de la mentira, fue el título del incendiario libro del jefe de policía lusitano, publicado en 2008. Más adelante, y por pedido de los papás de la niña, la venta del libro fue suspendida, pero luego volvió al mercado. “El libro abarca un contexto de seis meses de investigación, en los que llegamos a ser tachados de incompetentes, y yo hice una narración de lo analizado en ese período, una opinión que era compartida por compañeros y por la Policía portuguesa e inglesa”, explicó en su momento Amaral.
Kate y Gerry llevaron a juicio por calumnias a Amaral, donde aseguraron que la publicación del libro los llenó de “devastación, desesperación, ansiedad y dolor”. Según informa The Guardian, la pareja ganó el proceso judicial y el policía se vio obligado a pagar en concepto de daños y perjuicios unos 500.000 euros (525.000 dólares).
Además, las demandas por difamación que realizaron los padres de Maddie alcanzaron también a varios medios británicos. En total, los McCann recibieron de los periódicos que hablaron de ellos como posibles responsables de la desaparición de su hija unas 605.000 libras (760.000 dólares).
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Maddie, secuestrada por una red de trata
Otra línea de investigación sugiere que la niña pudo haber sido secuestrada por una organización de traficantes de personas. En este caso, por más desagradable y angustiosa que suene la teoría, tendría como un costado positivo el hecho de que la menor continuaría con vida.
Esta conjetura es la que se sostiene en el documental La desaparición de Madeleine McCann, que se estrenó en Netflix en 2019. El documental cuenta con una serie de testimonios que apuntan hacia la participación de una red de trata en este caso. Los investigadores que participan en la realización aseguran que el aspecto de la pequeña -rubia y de ojos claros- la habrían convertido en una víctima perfecta por su alto valor en el mercado. En este sentido, el investigador privado Julián Peribañez aseguró: “El valor que tenía Madeleine era realmente alto. Si se la llevaron es porque iban a sacar mucho dinero”.
Además, a esta pista se le puede sumar el hecho de que Portugal, y más la región de Algarve, se encuentra en un punto geográfico que facilita el tráfico de personas, al tener un acceso sencillo hacia varios puntos de Europa, y también de África. El canal de televisión británico Sky News señalaba entonces que, en un lapso de 90 minutos, la niña podría haber sido subida a una embarcación en el puerto de Lagos con rumbo a Marruecos.
La línea investigativa del secuestro que sugiere el documental de Netflix fue la que se siguió también en el inicio de la investigación policial de la desaparición. De hecho, se siguieron pistas de personas que aseguraron haber visto a la pequeña en Marruecos, y los propios padres de Maddie fueron a ese país a solicitar ayuda pocas semanas después de que la niña se esfumara de la habitación del resort.
Los investigadores que persiguen esta teoría están convencidos de que es la que mejor explica que la niña haya desaparecido sin dejar ningún rastro y la que daría la respuesta más lógica al por qué el cuerpo de Maddie nunca fue encontrado.
Un robo que salió mal
Un hombre ingresó a robar al departamento A5 del resort Ocean Blue en Praia da Luz aquella noche, Madeleine se despertó y lo vio, y el ladrón habría reaccionado de la peor manera, con un ataque contra la niña tras entrar en pánico. Luego, se la llevó, viva o muerta. Esa es una de las teorías que llevaron adelante los detectives de Scotland Yard que investigaron el caso.
En 2011, al hacer un recorrido por los hechos que rodearon a la desaparición de la niña, los detectives de la mencionada fuerza británica notaron que los robos en los resorts de Algarve habían aumentado cuatro veces en los meses anteriores al 3 de mayo de 2007. En 2014, incluso, por esta línea de investigación se interrogaron a cuatro personas que fueron consideradas brevemente como “sospechosas”.
Los hombres fueron llamados a dar su testimonio por los contactos que tenían en sus celulares y por su ubicación en el momento en que despareció la pequeña. Y también por sus antecedentes. Sin embargo, luego fueron descartados, ya que no se les encontró ningún elemento incriminatorio.
Paulo Ribeiro, uno de estos cuatro hombres apuntados por Scotland Yard, señaló en una entrevista a la BBC: “Yo no sabía nada cuando la policía llegó a mi puerta con un papel que tenía un dibujo, diciendo que se parecía a mí y que alguien había dicho que yo estaba involucrado y que yo me parecía a la imagen. Yo ni sabía quién era Madeleine”.
Al parecer, en aquel entonces, las sospechas de Scotland Yard eran tan poco sustentables en las pruebas que la propia policía portuguesa decidió no seguir por ese camino. En ese sentido, Carlos Anjos, un exjefe del Sindicato portugués de Empleados de la Policía Judicial le dijo de manera concluyente en ese momento a BBC: “Esta teoría del robo es absurda. Ni siquiera desapareció una billetera, no desapareció ningún televisor, no desapareció nada más. Desapareció una niña”.
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Un accidente
La niña se despertó en medio de la noche, no encontró a sus papás en el resort y salió a buscarlos. Entonces, tuvo un accidente que acabo con su vida. Esa es otra de las teorías que se lanzaron a rodar para tratar de explicar la desaparición de la pequeña niña británica.
“Creo que Maddie sabía que sus padres estaban en el bar de tapas del resort. Para llegar allí hay que salir del complejo, caminar por la calle y volver a entrar. La preocupación que tengo es que la niña haya salido para buscarlos”, dijo el expolicía y periodista de investigación inglés Mark Williams-Thomas, según consigna el medio británico Crime and Investigation.
Las maneras en que la fatalidad podría haber alcanzado a la pequeña una vez que se encontraba fuera del complejo son, básicamente, dos. Una de ellas es que haya caído en una zanja profunda que se estaba cavando en ese momento en la carretera. Allí, la niña podría haber muerto o quedado inconsciente, y los trabajadores no la vieron al momento de tapar el pozo.
Otra posibilidad también es que Maddie fuera atropellada por un automovilista local que, desesperado por la muerte de la niña haya enterrado el cuerpo en algún lugar que hasta hoy no fue descubierto.
Pero esta teoría implicaría que Madeleine al salir abrió sola las cortinas del departamento que cubrían la puerta que daba al patio, luego abriera la puerta, y más tarde otra más, la que daba del jardín hacia la calle. A continuación, la pequeña habría cerrado tras de sí todas estas cortinas y puertas, para dejar todo prolijamente tal como estaba. Algo muy difícil de realizar por una niña de tan solo tres años.
Secuestrada y asesinada por un pedófilo alemán
Las líneas de investigación sobre la desaparición de Maddie nunca descartaron la posibilidad de que la pequeña hubiera sido secuestrada y luego asesinada por un pedófilo. En ese sentido, los policías portugueses apuntaron hacia varios sospechosos con antecedentes que luego fueron descartados.
Los investigadores dejaron trascender a la prensa que en ese entonces la zona era un verdadero “imán para pedófilos”, e incluso en los cuatro años anteriores a la desaparición de Maddie había habido siete agresiones sexuales a hijos de turistas en la región del Algarve.
Pero la sospecha del ataque de un pedófilo se hizo consistente en junio de 2020 cuando las autoridades británicas y alemanas anunciaron que habían identificado a un sospechoso de la desaparición de la niña. Se trataba de un pedófilo reincidente alemán de 44 años llamado Christian Brueckner.
Lamentablemente, la sospecha sobre este criminal, que actualmente se encuentra en prisión por haber violado a una mujer estadounidense de 72 años en Algarve, implica que habría acabado con la vida de la pequeña. “Confiamos en que tenemos al hombre que la secuestró y la mató”, dijo en 2021 el fiscal alemán Christian Wolters al medio Mirror, dando por sentado que la niña habría sufrido el peor final.
La imputación contra Brueckner se basa en que vivió en la zona del Algarve entre 1995 y 2007 y los registros de su teléfono móvil señalan que se encontraba cerca de la zona de Praia da Luz en el momento de la desaparición de la niña. Además, el criminal le habría confesado a un amigo que él era el autor del secuestro de la menor.
En efecto, el pasado 21 de abril Brueckner fue inculpado en Alemania como “sospechoso oficial” por la desaparición de Maddie. Una decisión que se tomó a pedido de los fiscales portugueses que siguen el caso desde el juzgado de El Faro, la principal ciudad de Algarve.
Más allá de que tanto Brueckner como su abogado nieguen cualquier acusación, los antecedentes del alemán convicto no lo ayudarían mucho en su defensa. Su primer juicio fue en 1994, cuando se lo implicó en el abuso de un niño. En 2016 si vio envuelto en un caso de pornografía infantil, por el que fue detenido. Además, este hombre fue acusado de haber abusado en 2013 de la hija de cinco años de su exnovia.
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