El canciller alemán, Olaf Scholz, inauguró hoy en Lubmin, en el norte de Alemania, la segunda terminal de importación de gas natural licuado (GNL), y celebró que el plan para reducir la dependencia energética de Rusia y garantizar el suministro esté dando su fruto.
Destacó que poco antes de Navidad pudo inaugurar la terminal de GNL en Wilhelmshaven (Baja Sajonia), hoy en Lubmin (Mecklenburgo-Antepomerania) se pone en marcha la segunda unidad y la semana próxima podría ser el turno ya de Brunsbüttel (Schleswig-Holstein).
“Todo forma parte de un plan con el que queremos garantizar que Alemania pueda importar todo el gas que importaba antes”, declaró.
Esto se hará “con mejores suministros desde Noruega a través del gasoducto, con el uso del gas que nos siguen poniendo a disposición desde el Mar del Norte los Países Bajos, con el uso de los puertos europeos occidentales, pero precisamente también con nuevas posibilidades de importación que hemos creado a un ritmo alemán muy elevado en las costas del norte”, dijo.
“Para mí es una buena señal. Lo anunciado sigue en pie. Continuaremos en la misma línea. Seguiremos ampliando las capacidades aquí y en otros lugares, entre otras cosas con terminales fijas, pero también con más buques regasificadores, para que la consecución de este objetivo esté realmente garantizada”, agregó.
Scholz habló de “un buen momento” en contra de los que pronosticaban un “mal futuro” para el país.
Celebró que Alemania sea capaz de superar este invierno y que el suministro de gas no se haya visto afectado, “a diferencia de lo que muchos temieron durante largo tiempo”.
“Tampoco ha habido crisis económica en Alemania. Hemos logrado estabilizar la economía, no solo con programas de apoyo por valor de miles de millones para ciudadanos, trabajadores y empresas, sino porque nos hemos asegurado de que el suministro energético en Alemania en tiempos difíciles esté garantizado”, declaró.
Destacó, además, que los precios del gas en los mercados mundiales están bajando, también en Europa y en Alemania.
Según Scholz, todo esto tiene que ver con decisiones que se tomaron y prepararon muy pronto, “a su debido tiempo” y “a un ritmo alemán completamente nuevo”.
“Incluso antes de la guerra que Rusia inició contra Ucrania, pensamos en lo que ocurriría si Rusia corta el suministro de gas a Alemania y Europa de la forma en la que realmente ocurrió” después, afirmó.
Por su parte, la jefa de Gobierno de Mecklenburgo-Antepomerania, Manuela Schweisg, afirmó que el recurso al gas natural licuado puede ser sólo una solución transitoria y subrayó que el futuro está en las energías renovables, informó la cadena publica regional WDR.
“Nos complace dar hoy un paso más hacia la seguridad energética en Alemania”, dijo Schwesig, quien quiere convertir Lubmin, en el mar Báltico, en un centro neuráligo en materia energética.
En presencia de Scholz, los operadores de la instalación recibieron la licencia de explotación.
Al igual que en el caso de la terminal de Wilhelmshaven (Baja Sajonia), un buque especial recibe el gas natural licuado y lo transforma a un estado gaseoso para alimentar la red.
La terminal flotante de Lubmin, gestionada de forma privada por el grupo energético francés Totalenergies y la empresa Deutsche ReGas, suministrará principalmente al este de Alemania hasta 5.200 millones de metros cúbicos de gas natural al año.
El primer gas natural licuado importado en Lubmin procede de Egipto.
Alemania tiene previsto cubrir aproximadamente un tercio de su demanda de gas mediante terminales flotantes de GNL.
Por su parte, organizaciones ecologistas critican que al estar creando capacidades excesivas para la importación de gas a largo plazo, Alemania está obstaculizando el objetivo fijado de abandonar las energías fósiles.
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