El cardenal italiano Angelo Becciu, condenado a cinco años y medio de cárcel por el Tribunal del Vaticano por un escándalo financiero, insistió hoy en su inocencia y esperó contar con la confianza del papa Francisco.
“Quiero gritar al mundo que soy inocente, que no he cometido ninguno de los delitos de los que soy acusado, y me esforzaré para demostrar mi inocencia”, dijo en el programa ‘Cinque minuti’ que se emitirá esta noche en la televisión pública italiana RAI, según adelantan los medios.
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Becciu, de 75 años, primer purpurado condenado por un tribunal penal de la Ciudad del Vaticano, aseguró sentirse “consternado” y, preguntado por si espera que el papa crea en su inocencia, según las mismas fuentes, respondió: “Creo que si, espero que sí”.
El cardenal fue condenado este sábado a cinco años y medio de cárcel, una multa de 8.000 euros e inhabilitación perpetua para desempeñar cargo público, pero sus abogados ya han avanzado que recurrirán.
El escándalo estalló en 2019 al trascender la compra de un edificio en Londres por parte de la Secretaría de Estado del Vaticano, de la que él era el sustituto de Asuntos Generales, que derivó en una operación especulativa que generó un agujero millonario en las cuentas de la Santa Sede.
El edificio, en la exclusiva calle londinense de Sloane Avenue, había costado al Vaticano unos 350 millones de euros, pero luego fue vendido por 186 millones de libras (unos 214 millones de euros).
Sin embargo, aquella adquisición acabó siendo utilizada para extorsionar al Vaticano y demostrando la poca transparencia y las irregularidades que había en las cuentas de la Santa Sede.
Además, durante el juicio surgieron otros delitos cometidos presuntamente por Becciu como las donaciones de 125.000 euros que el cardenal ingresó en la cuenta de una asociación vinculada a la Cáritas sarda de Ozieri, presidida entonces por uno de sus hermanos.
Con él fueron condenadas otras ocho personas, sobre todo inversores e intermediarios, mientras que el único absuelto fue su antiguo secretario, Mauro Carlino.
El cardenal aseguró en la entrevista que invertir en edificios forma parte de “la tradición de la Santa Sede” desde 1929, tras la firma de los Pactos Lateranenses, por los que se reconoció la independencia política del Estado de la Ciudad del Vaticano.
“Yo no fui quién decidió. Como sustituto, ¿sabe cuántos departamentos debía controlar? Diecisiete. Yo no tenía tiempo de seguir paso a paso las cuestiones económico-financieras”, explicó al presentador del programa de la RAI.
Entre el resto de condenados de este juicio, que ha durado dos años y medio, destaca Fabrizio Tirabassi, empleado de la Oficina Administrativa de la Secretaría de Estado vaticana, sentenciado a siete años y medio de prisión.
Por otro lado, el expresidente de la Autoridad de Supervisión e Información Financiera (ASIF) del Vaticano, René Brülhart, y su exdirector, Tommaso Di Ruzza, deberán pagar cada uno 1.750 euros.
Las condenas pendieron especialmente sobre los corredores financieros y mediadores de la operación inmobiliaria, acusados de lucrarse y estafar a la Santa Sede.
El consejero financiero Enrico Crasso fue condenado a siete años de cárcel y 10.000 euros de multa; el bróker Raffaele Mincione, a cinco años y medio; el abogado Nicola Squillace, a un año y diez meses de prisión; y el inversor Gianluigi Torzi, a seis años y nueve meses, todos ellos con prohibición para desempeñar cargo público.
Mientras que la empresaria Cecilia Marogna, asesora de Becciu y presentada en los ambientes vaticanos como una experta en diplomacia, también ha sido condenada a tres años y nueve meses de reclusión, con prohibición “temporal” para ejercer cargo público.
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