El 25 de octubre de 1974 Lima se paralizó con la visita de un avión supersónico. Surcaba los cielos a unos 2.100 kilómetros por hora, velocidad que no generaba ninguna molestia a sus pasajeros, muchos de ellos: políticos, cantantes y actores. Hasta el Papa Juan Pablo II compartió un vuelo. En el Perú, el avión de fabricación franco-británica generó tanta expectativa que cerca de 20 mil personas fueron a verlo al aeropuerto Jorge Chávez. Huellas Digitales recuerda el paso del avión más veloz del mundo.
Cuando el Concorde aterrizó las lunas del Jorge Chávez se hicieron trizas, así reseñan las crónicas de los periodistas que lo vieron aquella vez. Eran las 4 de la tarde y un mar de gente se moría por verlo, para muchos parecía una airosa gaviota. Era hermoso y extraordinario.
Llegó de Acapulco, para luego volar a Bogotá, y ese mismo día regresar a nuestro país para ofrecer una exhibición al público. La edición de El Comercio del 25 de octubre daba cuenta en su portada que el avión Concorde arribó con puntualidad inglesa. Asimismo, detallaba algunas curiosidades y pedidos especiales que se habían hecho desde París para el vuelo Lima-Bogotá-Lima.
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