Los rivales de la extrema derecha en Francia están luchando a contrarreloj para detener la llegada al poder del partido liderado por Marine Le Pen.
Las alarmas se encendieron luego de que Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) obtuviera un triunfo histórico en la primera vuelta de las elecciones parlamentarias, realizadas el domingo pasado (30 de junio).
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Con alrededor del 33% de los votos, esta facción nacionalista quedó bien posicionada para alcanzar la mayoría de la Asamblea Nacional.
Esto significaría que no sólo tendría la llave para aprobar o rechazar las grandes reformas del país sino que también podría nombrar a un primer ministro que estaría en el bando político opuesto al presidente Emmanuel Macron.
Pero todo depende de lo que suceda este domingo 7 de julio, cuando se realizará la segunda vuelta de los comicios legislativos que terminarán por definir el panorama político francés y la real magnitud de la fuerza de Agrupación Nacional.
La previa a estas elecciones ha estado marcada por un clima de fuerte tensión, con masivas manifestaciones y disturbios, así como ataques a candidatos de los distintos colores políticos.
Los expertos coinciden en que Marine Le Pen y sus aliados no la tienen fácil, a pesar de la sorpresa que dieron en la primera vuelta, algo que este conglomerado político -indigerible para gran parte de los franceses durante décadas- nunca había logrado.
¿Cuáles son los principales obstáculos que enfrentan? Aquí te lo contamos.
El camino se le puso cuesta arriba a Marine Le Pen en los últimos días.
En vista del sorprendente éxito de su sector en las urnas, Emmanuel Macron y la izquierda, reunida en la coalición Nuevo Frente Popular (NFP), decidieron unir fuerzas de cara a la segunda vuelta parlamentaria.
¿Cómo? Retirando a más de 200 candidatos de la contienda con el fin de sumar apoyos para quienes se enfrenten a las cartas de Agrupación Nacional.
De esta manera, en muchas de las circunscripciones donde corrían tres candidatos (uno perteneciente a la extrema derecha y dos al bando contrario), sólo quedaron dos. La estrategia apunta a que no se dispersen los votos y que los electores voten por la alternativa contraria a Le Pen, sea esta de la coalición centrista de Macron o de la izquierda.
La agrupación rival a la extrema derecha es denominada “frente republicano”.
Marine Le Pen ha condenado estos acuerdos, atribuyéndolo a quienes “quieren conservar el poder contra la voluntad del pueblo”.
Mientras que Jordan Bardella, presidente de RN y protegido de Le Pen, dijo que son el fruto de una “alianza de deshonra” entre partidos que hasta ahora se habían enfrentado entre sí.
La Asamblea Nacional en Francia está compuesta por 577 diputados. Para obtener mayoría absoluta se necesitan 289 escaños.
Según las proyecciones de distintas encuestas, la extrema derecha podría alcanzar un número importante de escaños (más que cualquier otra facción política), lo que los dejaría a las “puertas del poder”.
“Este es un escenario en el que realmente no pensábamos hace apenas cinco años”, le explica a BBC Mundo Jean-Yves Camus, analista político e investigador francés, especialista en movimientos nacionalistas en Europa.
“Ciertamente esta es una elección histórica porque es la primera vez, desde 1945, que la extrema derecha está en condiciones de ganar”, agrega.
Camus, no obstante, afirma que la estrategia que están llevando adelante los rivales de Marine Le Pen para bloquear a sus candidatos puede ser un obstáculo importante.
Una táctica que, por lo demás, no es nueva.
En el pasado, ha sido una de las armas políticas más exitosas para frenar las aspiraciones de la extrema derecha.
“En 2002, cuando Jean Marie Le Pen (padre de Marine Le Pen) llegó a la segunda vuelta de las presidenciales contra Jacques Chirac (centro derecha), muchas personas de izquierda votaron por Chirac aunque no estaban de acuerdo con él”, dice Jean-Yves Camus.
“No querían sus políticas pero aún así consideraban que era una mejor alternativa que Le Pen. Y Chirac ganó con el 82% de los votos”, agrega.
Mathieu Gallard, director de investigación en la encuestadora Ipsos, Francia, afirma que, según sus estudios, esta vez también se espera que el frente republicano tenga un fuerte impacto.
“Creemos que ayudará a que no alcancen la mayoría absoluta”, dice en conversación con BBC Mundo.
Sin embargo, advierte: “La gran pregunta es cuál será la dimensión de ese frente. No sabemos si será suficiente para bloquear realmente a la extrema derecha”.
Y es que hay una variable que los expertos dicen que hay que tomar en cuenta: el rechazo de muchos partidarios de Macron -y de centro izquierda- hacia la extrema izquierda, “La Francia Insumisa”, liderada por el polémico Jean-Luc Mélenchon.
Esta coalición también obtuvo buenos resultados en la primera vuelta de las parlamentarias, quedando como el segundo favorito, detrás de Agrupación Nacional. Razón por la que muchos calificaron estos comicios como los más polarizados de la historia francesa reciente.
Ministros del gobierno de Macron -como el de Economía, Bruno Le Maire- se han mostrado públicamente en contra de los candidatos apoyados por Mélenchon, señalando que no le darán sus votos, a pesar de que estos forman parte del Nuevo Frente Popular (NFP), con quienes hicieron alianza.
Lo anterior significa que muchos electores podrían abstenerse de votar en las circunscripciones donde la única opción sea la extrema derecha o la extrema izquierda.
“El partido de Mélenchon está tan a la izquierda que muchos socialdemócratas moderados se lo pensarán dos veces antes de votar por él. Es demasiado agresivo, demasiado extremo, demasiado divisivo”, afirma Jean-Yves Camus.
Y aunque con esta y otras variables es difícil predecir lo que pasará este domingo, para Margot Loizillon, analista y jefa de redacción de France 24, hay una cosa que está clara: “La extrema derecha no tiene la victoria asegurada”.
Pero Marine Le Pen y sus aliados también deberán terminar de convencer a los franceses de que es una coalición capaz gobernar si quiere ganar la mayoría en el parlamento.
Recordemos que el partido Agrupación Nacional -anteriormente denominado Frente Nacional y liderado por Jean-Marie Le Pen, padre de Marine- fue visto durante décadas como un movimiento fuera del sistema, como parias políticos, condenado al ostracismo.
A menudo calificado de racista y antisemita, el partido recién ha logrado reunir un apoyo considerable gracias a una cuidadosa estrategia impulsada por Marine Le Pen, quien tomó las riendas del movimiento en 2011.
La estrategia consistió en “desdemonizar” (dédiaboliser, en francés) su facción política ante la opinión pública francesa, suavizándolo y acercándolo más a la gente.
“La Francia calmada” pasó a ser su nuevo lema en la campaña presidencial de 2016 mientras ella, que intentaba mostrarse tranquila, repetía la frase “no tengan miedo”.
Y sin duda que lo ha logrado. Hoy, Agrupación Nacional cuenta con un apoyo amplio en el país.
Sin embargo, para Mathieu Gallard aún no han llegado a conquistar del todo la confianza de los franceses.
Esto, asegura, puede pesar en la segunda vuelta de las parlamentarias, a pesar del triunfo en la primera vuelta.
“Todavía se les considera poco competentes. No son lo suficientemente creíbles para gobernar el país”, indica.
Una opinión similar tiene Gaspard Estrada, politólogo en Sciences Po. “La extrema derecha tiene que demostrar que puede ir más allá de una lógica contestataria”, le dice a BBC Mundo.
“Tiene que demostrar que está en capacidad de gobernar, ahí está buena parte del debate. Si no logra, es difícil que logren una victoria aplastante”.
Por otra parte, Gallard afirma que para muchos ciudadanos Agrupación Nacional todavía es visto con cierto temor.
“Necesitan ser vistos como menos peligrosos porque existe mucha gente que todavía les tiene miedo”.
Margot Loizillon coincide.
“Para muchos, la extrema derecha sigue vinculada a un momento oscuro de la historia francesa, cuando colaboró con el régimen Nazi. Entonces muchos lo ven como un peligro democrático”, plantea a BBC Mundo.
De todas maneras, los expertos afirman que en este punto hay un factor que tienen a favor. Y que tiene que ver con las preocupaciones actuales de los franceses.
“El primero es el costo de la vida, que es un tema muy importante desde que subió la inflación. Y otro tema muy relevante es la inmigración”, señala Mathieu Gallard, citando los estudios de Ipsos.
Ambos tópicos han sido prioridad en la campaña de la extrema derecha, que ha aprovechado la frustración de los votantes.
“Eso explica, en parte, el buen resultado de Agrupación Nacional”, agrega Gallard.
Dependiendo de los resultados de este domingo 7 de julio, hay distintos escenarios que se pueden dibujar en Francia.
Si el partido de Marine Le Pen y sus aliados logran conseguir la mayoría absoluta -289 escaños o más- Emmanuel Macron se verá obligado a nombrar a un primer ministro de esta coalición.
Se espera que, en ese caso, sea Jordan Bardella quien asuma el cargo.
A esta situación se le llamaría “cohabitación”, un fenómeno que se ha dado anteriormente tres veces en Francia y que sucede cuando el presidente y el primer ministro son de distintas formaciones políticas.
Macron quedaría debilitado aunque todavía contaría con ciertos poderes, sobre todo en política exterior.
La otra opción es que ninguna fuerza política consiga mayoría.
En ese caso, se abren dos posibilidades: si la extrema derecha logra una mayoría relativa, podría intentar convencer a los parlamentarios de la derecha tradicional e independientes para aumentar su apoyo.
Aunque Jordan Bardella ha insistido en que no formará Gobierno si no tiene mayoría absoluta, con el argumento de que en otro caso no podría aplicar su programa.
La otra posibilidad es que se unan en alianza todos los partidos contrarios a Le Pen -desde la derecha tradicional hasta la izquierda- y formen un gobierno de mayoría. Algo que, según Mathieu Gallard, es “difícil de imaginar en Francia”.
Macron, además, ha dicho públicamente que no gobernará con la extrema izquierda de Mélenchon.
De todas formas, en ambos casos los analistas coinciden en que la derecha tradicional -del conglomerado Republicanos- será clave.
“Creo que los legisladores republicanos serán quienes tomen las decisiones. La gran interrogante es qué van a hacer en caso de que haya mayoría relativa de la extrema derecha. ¿Van a hacer alianza con ellos o con la mayoría que va desde Macron a la izquierda?”, plantea Gaspard Estrada.
Por último, otra opción posible es la formación de un “gobierno técnico”, o “de expertos”, conformado por personas que no estén afiliadas a ningún partido político.
En ese caso, sería muy difícil llevar adelante reformas importantes, paralizando de cierta manera el trabajo del parlamento.
En cualquiera de estos escenarios, los analistas consultados por BBC Mundo coinciden en que lo más probable es que Emmanuel Macron se vea como un mandatario débil hasta las próximas elecciones presidenciales de 2027.
Y es que su arriesgada apuesta de llamar a estos comicios parlamentarios anticipados claramente no está dando los resultados que él y sus aliados imaginaban.
Por el contrario, aunque la extrema derecha no tiene la victoria asegurada, le abrió las puertas al poder de una forma sin precedentes en el país galo.
Sólo queda esperar a que los franceses se pronuncien.
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