París. El Parlamento de Francia comenzó el martes a discutir un proyecto de ley que permitiría a los médicos mantener sedados a los enfermos terminales hasta su muerte, en medio de un debate nacional sobre la legalización de la eutanasia.Seguir a @Mundo_ECpe!function(d,s,id){var js,fjs=d.getElementsByTagName(s)[0],p=/^http:/.test(d.location)?'http':'https';if(!d.getElementById(id)){js=d.createElement(s);js.id=id;js.src=p+'://platform.twitter.com/widgets.js';fjs.parentNode.insertBefore(js,fjs);}}(document, 'script', 'twitter-wjs');
La ley propuesta —respaldada por el gobierno socialista— no llega a recomendar inyecciones letales y evita los términos eutanasia y suicidio asistido.
El texto otorgaría “el derecho a una sedación profunda, continua, hasta la muerte” a petición del paciente, pero solo cuando su estado apunta a su fallecimiento a corto plazo.
También obligaría a los médicos a acatar las instrucciones para el final de la vida, sean las expresadas por el paciente mismo o escritas de antemano, si el paciente ya no es capaz de expresar su voluntad.
La propuesta llevó a la convocatoria de dos protestas muy diferentes el martes en París.
Unas 200 personas congregadas frente a la cámara baja la denunciaron como el equivalente de eutanasia disimulada, en tanto los partidarios de la eutanasia convocaron a una concentración para denunciar el proyecto por insuficiente.
Los médicos están divididos. La llamada sedación terminal o paliativa significa medicar al paciente hasta que muere de su enfermedad o de hambre.
El método no mata activamente al paciente. Pero algunos médicos sostienen que la eutanasia es más humanitaria que mantener al paciente sedado durante semanas.
Según el proyecto, la “nutrición e hidratación artificiales” son tratamientos médicos que se pueden suspender o no iniciar por pedido del paciente.
El debate en Francia cobró nuevo impulso el año pasado en torno al caso de Vincent Lambert, quien está en coma. Su esposa quiere que los médicos lo desconecten de los aparatos que lo mantienen con vida, pero sus padres no están de acuerdo. El caso está ante la Corte Europea de Derechos Humanos.
Fuente: AP