El gobierno alemán se plantea retirar las ventajas que goza el exjefe de gobierno Gerhard Schröder por sus estrechos lazos con el presidente ruso Vladimir Putin, dijo este sábado el ministro de Finanzas de Alemania.
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El ministro Christian Lindner afirmó que debe haber “consecuencias” por el rechazo por parte de Schröder a terminar sus vínculos con varios grupos rusos y a condenar la invasión rusa de Ucrania.
Ya “no es concebible que el exjefe de Gobierno (1998-2005) disponga de una oficina a cargo del contribuyente”, añadió.
Como excanciller, Schröder aún tiene derecho a varias oficinas en el Parlamento alemán y a un presupuesto personal. Un privilegio que cuesta a los contribuyentes 400.000 euros al año.
El político alemán, un lobista del gas ruso, provocó indignación después de declarar al diario estadounidense New York Times que solo renunciará a su participación en empresas rusas, si Moscú dejara de suministrar gas a Alemania.
“Los antiguos altos cargos, que están claramente del lado de los gobiernos criminales, no pueden contar con el apoyo del Estado”, fustigó Lindner.
El excanciller, de 77 años, se volvió una figura incómoda, incluido para el actual jefe de gobierno, Olaf Scholz, del cual fue mentor.
El excanciller es presidente del comité de accionistas de Nord Stream AG, el polémico gasoducto entre Rusia y Alemania que no tiene licencia para operar, y presidente del consejo de supervisión de Rosneft, la mayor petrolera rusa.
La mayoría de los antiguos altos cargos europeos que tenían un puesto en los órganos directivos de empresas rusas antes de la guerra de Ucrania dimitieron desde entonces.