El sufrimiento de las tropas defendiendo la ciudad cercada de Mariúpol ha sido una de las historias más simbólicas de la guerra en Ucrania.
En los hechos más recientes, las autoridades informaron de que más de 1.000 soldados capturados que habían quedado atrapados en la planta siderúrgica de Azovstal fueron trasladados a áreas bajo el control de rebeldes apoyados por Moscú.
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El anuncio de Rusia según el cual los prisioneros de guerra (POW, por sus siglas en inglés) serán tratados de acuerdo con las reglas internacionales ha resaltado la complejidad de las normativas que guían el tratamiento de combatientes enemigos que son capturados o que se rinden durante los conflictos.
Desde que la invasión comenzó tanto Rusia como Ucrania se han acusado mutuamente de maltrato a los prisioneros de guerra.
Matilda Bogner, la directora de la misión de monitoreo de derechos humanos en Ucrania, ha dicho recientemente que hay “información creíble” de que ambos bandos han cometido tales crímenes.
Si. Desde 1929, los POW han sido protegidos de manera formal por la tercera Convención de Ginebra, que se refiere específicamente al tratamiento de este tipo de prisioneros.
Esa norma estableció principios tales como el trato humanitario de los prisioneros de guerra, el intercambio de información sobre ellos y el derecho de funcionarios de países neutrales a visitar campamentos de prisioneros.
El convenio se amplió de manera significativa en 1949, luego de que se acusara a varios países de violar las reglas durante la Segunda Guerra Mundial, estableciendo entonces, por ejemplo, la necesidad de “proteger la dignidad personal” de los prisioneros de guerra.
Según Naciones Unidas, 196 países son signatarios de la Convención de Ginebra, incluyendo Rusia y Ucrania.
La lista es extensa e incluye desde el derecho a tratamiento médico, alimentación y alojamiento hasta la prohibición de la tortura o la explotación laboral de prisioneros.
El tratado establece que las detenciones no deben usarse como una forma de castigo, sino como un recurso para evitar que continúen participando en el conflicto, por lo que se incluyen normas que prevén que deben ser protegidos de “la intimidación, los insultos y de la curiosidad pública”.
Es por ello que tanto las autoridades rusas como las ucranianas han sido criticadas por transmitir imágenes de los prisioneros de guerra, algunos de los cuales también han participado en conferencias de prensa.
Según la Convención de Ginebra, los prisioneros de guerra no pueden ser enjuiciados simplemente por participar en conflictos, aunque las normas permiten a los países procesar a aquellos que hayan cometido crímenes de guerra.
El tratado también determina que los prisioneros de guerra deben ser repatriados “sin demora” al final de las hostilidades.
La definición de prisioneros de guerra de la Convención de Ginebra no se limita a los miembros de las fuerzas armadas.
Los miembros de las milicias y los civiles que no desempeñan funciones de combate con las fuerzas armadas también están cubiertos.
Una de las excepciones son los mercenarios y, en algunas circunstancias, los espías.
En el caso de los espías, la Convención de Ginebra establece que las personas detenidas como espías “deberán, sin embargo, ser tratadas con humanidad” y no ser privadas del derecho a un juicio justo.
Los intercambios de prisioneros son acuerdos entre bandos opuestos para intercambiar un grupo de cautivos por otro.
Esto no solo sucede durante las guerras: durante los años de la Guerra Fría, por ejemplo, EE.UU. y la Unión Soviética hicieron varios acuerdos como este. También han tenido lugar durante el conflicto palestino-israelí.
Aunque los intercambios se rigen por la Convención de Ginebra, son una práctica mucho más antigua. Hay registros de tratos de este tipo que tuvieron lugar ya en el siglo XVIII.
Ha habido múltiples casos confirmados de intercambios de prisioneros de guerra entre Moscú y Kiev, pero el Parlamento de Rusia ahora está discutiendo una ley propuesta que podría prohibir acuerdos similares.
No y, como se mencionó anteriormente, la Convención de Ginebra tuvo que ampliarse significativamente luego de una serie de atrocidades durante la Segunda Guerra Mundial.
Japón explotó de manera infame a los prisioneros de guerra aliados durante el conflicto y se estima que decenas de miles murieron de hambre y enfermedades.
Más recientemente, también hubo denuncias de malos tratos a prisioneros de guerra durante los conflictos ocurridos tras la disolución de Yugoslavia (1991-2001).
En un caso histórico, un exsoldado croata-serbio fue condenado a 20 años en 2009 por torturar y matar a 200 prisioneros de guerra.
Tanto EEUU como Vietnam del Norte fueron acusados de crímenes contra prisioneros de guerra durante la Guerra de Vietnam (1965-1975).
Una víctima famosa fue el difunto senador y candidato presidencial de EE.UU. John McCain, quien quedó discapacitado de por vida debido a los malos tratos que sufrió mientras estuvo en cautiverio.
Washington también fue acusado de violar la convención por la forma en que detuvo a los sospechosos de terrorismo en la infame base de la Bahía de Guantánamo en Cuba después de los ataques del 11 de septiembre de 2001.
El pasado 17 de mayo, la Corte Penal Internacional (CPI) anunció el despliegue de un equipo de investigadores, expertos forenses y personal de apoyo de 42 miembros en Ucrania para investigar presuntos crímenes de guerra desde la invasión rusa.
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