Mientras las maniobras militares de Rusia y Ucrania prosiguen en el terreno y la diplomacia no avanza, las consecuencias económicas de la guerra se siguen acentuando en todo el planeta. Y las sanciones infligidas desde Occidente parecen no hacer mella en el Kremlin.
Pese a ello, la Unión Europea acordó el martes el sexto paquete de sanciones para Rusia, en represalia a la invasión a Ucrania. Se trata del embargo del petróleo ruso que busca, para finales de año, eliminar el 90% de las importaciones de crudo que llegan por vía marítima hacia los 27 países del bloque.
El paquete más duro impuesto a Rusia desde finales de febrero tiene, sin embargo, algunas excepciones: las sanciones no afectarán al crudo que llega por oleoductos, para así no perjudicar a Hungría, que no tiene salida al mar y depende del petróleo ruso.
Pero, sobre todo, las sanciones no afectan al gas ruso, del que sí dependen los países occidentales de la UE.
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Los mismos líderes europeos han reconocido que ese aspecto es mucho más difícil de sancionar que el petróleo, cuyo acuerdo incluso debió pasar por arduas negociaciones que se dilataron durante semanas.
“Pongamos en práctica este paquete. El gas es mucho más complicado”, confesó el primer ministro de Bélgica, Alexander de Croo, cuando la prensa le preguntó sobre la posibilidad de incluir el gas en una séptima tanda de sanciones.
Consecuencias reales
Sin embargo, con tres meses de guerra a cuestas, las continuas sanciones no han provocado lo que los países occidentales esperaban: que Vladimir Putin diera marcha atrás en la invasión y capitulara ante la crisis económica. Por el contrario, la guerra persiste y muchos calculan que durará varios meses más.
La economía rusa se ha afectado, pero no en el nivel que Estados Unidos o sus países aliados en Europa esperaban. Y es que los rusos tienen mercados alternativos para colocar sus productos, sobre todo el petróleo, cuyo precio está en alza y, pese a todo, sigue siendo el motor del planeta.
“Este sexto paquete no va a cambiar una tendencia que ya ha empezado con la guerra y las primeras sanciones”, señala el analista internacional Francesco Tucci a El Comercio.
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¿Con estas medidas se ha afectado uno de los recursos principales de Rusia? “Esencialmente no, porque Rusia ha encontrado un mercado alternativo a donde va una parte importante del petróleo que antes iba a los países occidentales”, explica.
Y es que, según refiere, se ha incrementado en un 50% las exportaciones de petróleo ruso hacia China e India, “países que necesitan cantidad brutales de crudo”. “Entonces, estamos teniendo una reconfiguración del mercado del crudo. La economía rusa se está afectando por las sanciones hasta un cierto punto, pero ese costo se está amortiguando porque siguen teniendo compradores”, agrega.
Rusia produce unos 11 millones de barriles al día de crudo, de los cuales exporta poco más de 5 millones. China es el principal importador de crudo ruso, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), pero Europa en su conjunto lo supera, con 2,4 millones de barriles al día, según cifras del año pasado.
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Daños a la economía global
La guerra en Ucrania ya está causando un efecto inflacionario en varios países, pues el encarecimiento del petróleo está generando una subida general de los precios de varios productos básicos. “Las sanciones están causando para los países occidentales un efecto ‘backfire’; es decir, las sanciones golpean más a los países que castigan y no al país sancionado”, apunta Tucci.
“Esto nos enseña que, en un mundo globalizado, con interdependencias económicas, hacer la guerra e intentar parar una guerra no es tan fácil, porque estas sanciones tienen efectos colaterales hacia los países que la han aprobado”.
Esta crisis económica global ya está causando malestar en torno a la guerra, sobre todo en los países europeos occidentales. “En general, los rusos, por su historia, tienen una gran capacidad de aguante, y pueden soportar situaciones económicas y sociales precarias. En Europa ya hay mucho mal humor con las medidas que están teniendo estos efectos colaterales en la economía. La opinión pública europea está partida”, comenta Tucci.
Mirada a África
Pero así como los rusos están beneficiándose de mercados alternativos, los occidentales también están mirando hacia otros países productores para satisfacer su demanda. Es el caso de África y, específicamente, de Nigeria, que ha aumentado recientemente su producción de crudo.
Según informa Reuters, la producción total de la OPEP aumentó en mayo en 170.000 bpd (barriles de petróleo diarios) a 28,76 millones de bpd. El mayor aumento, de 100.000 bpd, provino de Arabia Saudí; pero el segundo aporte más grande, de 70.000 bpd, provino de Nigeria.
“Habrá que encontrar nuevos proveedores para unos 3 millones de barriles diarios en los próximos meses”, dijo a la AFP Carsten Fritsch, analista de Commerzbank. “La UE parece estar más interesada en los países proveedores de África Occidental”, señaló el experto, citando a Nigeria, Angola y Camerún. Eso sin contar Arabia Saudí, Iraq y Emiratos Árabes Unidos, que ya proveen de crudo al Viejo Continente.
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