Es un arma sigilosa que causa estragos en Kiev y otras ciudades de Ucrania prácticamente desde el inicio de la invasión en febrero del 2022. Pero ahora han golpeado en Moscú, el corazón de Rusia. Los drones están marcando la guerra.
En la madrugada del martes, una oleada de ataques con drones golpeó Moscú. Según la agencia de noticias estatal RIA-Novosti, un aparato impactó contra los pisos superiores de un edificio residencial en el suroeste de la capital rusa, causando daños materiales. Otro impactó en un departamento del piso 14 de un edificio residencial en Leninsky Prospekt.
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El alcalde de Moscú, Sergei Sobyanin, informó que dos personas resultaron heridas.
Mientras que el ministerio de Defensa de Rusia informó que fueron lanzados un total de ocho drones contra Moscú. Aseguró que todos ellos fueron destruidos.
“Tres de ellos fueron suprimidos por la guerra electrónica, perdieron el control y se desviaron de sus objetivos previstos”, dijo el ministerio de Defensa ruso en un comunicado. “Otros cinco fueron derribados por el sistema de misiles tierra-aire Pantsir-S en la región de Moscú”.
En sus primera reacción sobre los ataques en Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, afirmó que “Kiev eligió el camino de la intimidación de los ciudadanos rusos y los ataques contra edificios residenciales. Es una clara señal de actividad terrorista”.
“Nos preocupan los intentos de provocar una respuesta de Rusia. Parece que eso es lo que quieren [Ucrania]....Kiev nos provoca para reflejar acciones. Veremos qué hacer al respecto”, agregó.
Cabe precisar que a principios de este mes, los drones sortearon las defensas antiaéreas que rodean el Kremlin, en un ataque que, según Moscú, estaba dirigido contra Putin.
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Sin embargo, los ataques del martes parecen diferentes de los anteriores, pues no apuntaron a expacios simbólicos de poder como el Kremlin.
Para la cadena CNN, aparentemente iban dirigidos a golpear el corazón de la élite política y económica de Rusia. Ello porque algunos de los drones alcanzaron o sobrevolaron Rublyovka, una prestigiosa zona suburbana del suroeste de Moscú donde oligarcas, políticos y altos funcionarios viven en lujosas urbanizaciones cerradas.
“La zona también está muy cerca de la residencia Novo-Ogaryovo de Putin, donde se sabe que el líder ruso pasa la mayor parte del tiempo”, indica CNN.
Ucrania no ha reivindicado el ataque con drones sobre Moscú. Pero de acuerdo con la cadena CNN, el asesor presidencial ucraniano Mykhailo Podolyak dijo que Rusia estaba probando de su propia medicina tras meses de bombardeos sobre ciudades ucranianas.
Además, la agencia AP informó que algunos de los drones vistos volando hacia Moscú eran los UJ-22 de fabricación ucraniana, capaces de transportar explosivos.
Las pérdidas de drones son muy elevadas.
En el caso de los que no son suicidas, en promedio vuelan entre 4 y 6 veces antes de ser derribados, de acuerdo con la agencia AFP.
Tras el ataque del martes, ahora hay en las calles de Moscú policías portando rifles anti-drones para neutralizarlos.
“El rifle anti-drones es la base de la defensa. Lo que funciona son sistemas de radiofrecuencia instalados cerca de la zona del frente, pero (...) tienen una esperanza de vida muy limitado porque se les dispara”, le dijo a la agencia AFP una fuente de la industria de defensa.
En los últimos meses, Rusia ha lanzado sobre varias ciudades de Ucrania drones explosivos Shahed, que son de fabricación iraní. Mientras que Kiev ha usado los suyos para atacar en la península de Crimea y la región fronteriza rusa de Belgorod.
Solo este miércoles, ocho edificios de departamentos, cuatro viviendas, una escuela y dos edificios administrativos fueron dañados en los ataques con drones sobre Shebekino, un pueblo de Belgorod.
El martes por la noche, una persona murió y dos resultaron heridas por ataques similares en Belgorod.
Los drones de Ucrania
Aunque no se ha confirmado qué tipo de dron alcanzó Moscú, Ucrania sí tiene aparatos no tripulados que pueden volar desde su territorio hasta la capital rusa.
Se trata de los antes mencionados drones de ataque UJ-22. Estos aparatos son relativamente pequeños y versátiles, tienen capacidad para volar en condiciones meteorológicas adversas y pueden desplazarse hasta 800 kilómetros, de acuerdo con CNN.
Cabe precisar que la distancia entre la frontera de Ucrania y Moscú es de aproximadamente 450 kilómetros en línea recta.
Según el fabricante UKRJET, el UJ-22 “puede realizar tareas de inteligencia, búsqueda y rescate en interés del ejército, la policía y los servicios de rescate”. Aunque no lo presenta como un dron de combate, sí puede ser usado como arma ofensiva. Una carga útil de tipo explosivo es lo único que necesita para ser empleado como un dron kamikaze y estrellarlo contra un objetivo o soltarla sobre el mismo.
Uno de estos drones UJ-22 cayó en febrero de este año a solo 10 kilómetros al sur de Moscú.
Entre su arsenal Ucrania también posee el dron de fabricación turca Bayraktar TB2. El uso de este aparato tuvo gran repercusión en el inico de la guerra, pues fue empleado de manera constante contra las fuerzas rusas que trataban de cercar y tomar Kiev en una operación relámpago. Finalmente, las fuerzas de Putin desistieron de ese objetivo.
La agencia AFP detalla que los Bayraktar TB2 desempeñaron un papel clave para frenar la llegada de tanques rusos desde Bielorrusia y en el hundimiento del Moskva, el buque insignia de la flota rusa en el mar Negro.
Tienen un radio de operación de 300 kilómetros y portan cuatro bombas inteligentes guiadas por láser.
Sin embargo, a más de dos años del inicio de la invasión, estos drones ya no son relevantes en el campo de batalla.
Una fuente europea de la industria de defensa le dijo a la agencia AFP que el uso del Bayraktar TB2 ya no es efectivo porque “el frente de guerra se estabilizó y se volvió impenetrable a medida que los rusos desplegaron sus sistemas antiaéreos”.
“Este modelo de drones se volvió vulnerable, por lo que ya no vuela tanto”, añadió.
Los ucranianos también han recibido los drones kamikazes Switchblade, que son de fabricación estadounidense. Tienen capacidad de “reconocimiento de objetos” para elegir los blancos. Es decir, pueden volar hacia las áreas objetivo y permanecer ahí hasta identificar un blanco, luego se precipitan y explotan. Son de un solo uso.
Según NBC, los Switchblade son esencialmente “bombas inteligentes robóticas”, equipadas con cámaras, sensores, GPS y explosivos. Pueden atacar a objetivos militares a kilómetros de distancia.
De acuerdo con su fabricante, AeroVironment, existen dos modelos de Switchblade:
- Switchblade 300: Mide unos 60 centímetros y pesa menos de 2,5 kg. Se lanza desde un pequeño tubo que se parece a un mortero y tiene 15 minutos de autonomía de vuelo.
- Switchblade 600: Es más grande y efectivo contra objetivos blindados. Se lanza desde un tubo parecido a un mortero. Pesa unos 22,5 kg. Su autonomía de vuelo es de 40 minutos.
Los drones de Rusia
Rusia ha incrementado la frecuencia de lanzamientos de los drones explosivos Shahed, de fabricación iraní, contra ciudades ucranianas.
El dron Shahed 136 es desarrollado por la compañía iraní HESA. Entró en servicio en el 2021, aunque Newsweek asegura que se estrenaron en el 2020, durante la guerra civil de Yemen.
Tienen un radio de acción de hasta 2.500 km. Ello les permite alcanzar con facilidad objetivos dentro de Ucrania así sean lanzados desde Rusia.
Están diseñados para neutralizar objetivos terrestres a distancia con su carga explosiva de 36 kilos.
Este dron es difícil de detectar por las defensas antiaéreas, pues vuela bajo. Incluso desciende hasta 100 metros antes de alcanzar su objetivo.
Irán ha desarrollado un sistema de lanzamiento múltiple de drones. Así, Rusia puede atacar un objetivo con numerosos drones Shahed a la vez.
El Lancet-3 es el dron kamikaze de Rusia. Es fabricado por ZALA Aero Group, empresa perteneciente al Grupo Kalashnikov.
Su inusual diseño consta de dos pares de alas en forma de X en la parte delantera del fuselaje y en la trasera.
Puede usarse tanto en misiones de reconocimiento como de ataque. En Ucrania se usa como un dron suicida.
Según el diario La Razón, al ser un sistema relativamente caro, Rusia los emplea solo contra objetivos militares de alto valor.
El Lancet-3 usa un motor eléctrico. Tiene una autonomía de vuelo de 40 minutos y un alcance de 40 kilómetros. Merodea hasta fijar el objetivo y se lanza contra él para hacer explotar su carga de 3 kilos. Su velocidad es de 110 kilómetros por hora. Su altura máxima de vuelo es de 5.000 metros.
¿Por qué Moscú es vulnerable a los drones?
Mark Cancian, asesor principal del Programa de Seguridad Internacional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, le dijo a la agencia AP que parte de la razón por la que los drones pudieron llegar hasta Moscú sin ser detectados era porque las defensas aéreas rusas se centran sobre todo en rechazar ataques con armas más reforzadas.
“Están orientados a misiles, misiles balísticos, misiles regionales, aviones, bombarderos, pero no drones de corto alcance, ya sabes, que podrían estar volando muy bajo sobre el terreno”, dijo Cancian. “La defensa aérea rusa simplemente no fue diseñada para hacer esto”.
¿Y qué hará Rusia para neutralizarlos? Es probable que el ejército ruso aleje algunos de sus activos de defensa aérea de la línea del frente para ayudar a proteger a Moscú, señaló Cancian. Pero advirtió que esta medida podría debilitar a las tropas rusas ante una contraofensiva ucraniana.
Esta aparente vulnerabilidad de Moscú a los ataques con drones ha sido duramente criticada por Yevgeny Prigozhin, el fundador del Grupo Wagner que tiene un papel muy activo en la guerra en Ucrania. El oligarca reprendió a los líderes militares rusos y los calificó de “escoria” y “cerdos”.
“Ustedes, el Ministerio de Defensa, no han hecho nada para lanzar una ofensiva”, afirmó Prigozhin. “¿Cómo se atreven a permitir que los drones lleguen a Moscú?”, agregó.
En cuanto a lo que se viene dentro de territorio ruso, para James Nixey, director del programa sobre Rusia y Eurasia de Chatham House, hay señales de una creciente determinación ucraniana de lanzar ataques en el interior de Rusia y predijo que se producirían más.
“No es el primero ni el último”, declaró Nixey a la agencia AP. “Los ucranianos están en varios aspectos mostrando su fuerza, viendo de lo que son capaces de hacer al contraatacar. Es una parte más del libro de jugadas ucraniano para asegurarse de que no sólo están jugando a la defensiva, sino que también pueden jugar algo a la ofensiva”, indicó.
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