La guerra de Rusia en Ucrania se ha convertido en un asunto cada vez más agotador y sangriento, en el que cada bando desgasta al otro. Ambos afirman haber logrado avances. Pero también han sufrido reveses.
En general, Rusia sigue siendo la fuerza dominante y tiene un poderío militar significativo, pero no ha logrado una victoria rápida como tenía previsto.
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Aquí, echamos un vistazo más de cerca a algunas de las cosas que podrían inclinar el resultado de este conflicto a favor de cualquiera de las partes.
Ganancias y pérdidas
En el norte, una contraofensiva ucraniana hizo retroceder con éxito a las fuerzas rusas de la ciudad de Járkiv. En el sur, Rusia eliminó los últimos focos de resistencia en la ciudad portuaria de Mariúpol.
En ambos casos ha habido costos elevados en términos de bajas militares y civiles, pero es probable que ninguno resulte decisivo.
Lo que sucedió en Mariúpol y Járkiv destaca el flujo y reflujo de este conflicto. Ese patrón de ganancias y pérdidas costosas ahora se repite en el este del país.
Rusia ha estado haciendo avances pequeños, pero constantes en el Donbás, el foco renovado de su ofensiva.
Pero también ha sufrido contratiempos, como lo demuestra la destrucción a principios de mes de decenas de vehículos blindados rusos que intentaban cruzar el río Donets.
En el este, cada bando está intercambiando fuertes golpes de artillería. Ben Barry, un exbrigadier del ejército británico que ahora trabaja en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, dice que ese seguirá siendo el caso en la batalla por el Donbás.
Predice que la artillería será la principal causa de bajas en ambos bandos durante las próximas semanas y meses.
Los funcionarios occidentales han destacado las pérdidas significativas de Rusia, pero han estado menos dispuestos a dar estimaciones de las bajas ucranianas.
Ucrania ahora está recibiendo armas pesadas suministradas por Occidente, incluidos los obuses M777 de EE.UU. También le han enviado sistemas de radar contra-artillería, que le ayudan a ubicar y atacar las líneas de artillería de Rusia.
Pero Ucrania todavía sigue disponiendo de menos armas que su adversario.
Rusia ha estado utilizando su artillería y sus lanzacohetes para inmovilizar a las fuerzas ucranianas que están atrincheradas, a lo largo de líneas defensivas bien preparadas.
Rusia ha estado presionando desde dos direcciones principales: desde Izium, en el norte, y desde el este, alrededor de la ciudad de Severedonetsk. Moscú ha logrado avances limitados en ambas direcciones.
El brigadier Barry dice que parece que Rusia está “tratando de desangrar a Ucrania” obligándola a concentrar sus fuerzas en puntos clave, que luego pueden ser atacados por su artillería.
Los analistas militares creen que es probable que Ucrania haya sufrido importantes bajas como resultado de esto.
Sin embargo, el experto dice que Ucrania aún podrá usar las áreas urbanas en el Donbás para frenar los avances de Rusia. La lucha en pueblos y ciudades, como se ha demostrado a lo largo de esta guerra, favorece al defensor.
Una vez más, como en Mariúpol, es probable que Rusia intente aplastar la resistencia, con el patrón ahora familiar de usar ataques masivos de artillería hasta que quede poco que defender.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, ya ha dicho que la región oriental de Donbás ha sido “completamente destruida” y ha descrito la vida allí como un “infierno”. Va a empeorar.
Sin embargo, los expertos militares todavía creen que Rusia carece de la cantidad de tropas que necesita para hacer avances significativos en el este.
Es poco probable que el redespliegue de las fuerzas que luchaban en Járkiv y Mariúpol haga una diferencia.
Jack Watling, del Royal United Services Institute, un centro de estudios sobre seguridad y defensa en Reino Unido, dice que a Rusia todavía le falta mano de obra y, en particular, infantería.
Rusia ha tratado de reconstruir y combinar algunas de sus unidades ya desgastadas, denominadas como “fuerzas Frankenstein”.
Es probable que la cohesión y la moral de las unidades cansadas y mermadas sean deficientes.
Una evaluación de inteligencia reciente del Ministerio de Defensa de Reino Unido concluyó que los comandantes rusos se enfrentan a presiones para lograr resultados rápidamente y, en consecuencia, es probable que redistribuyan fuerzas sin la preparación adecuada.
El ministerio dijo que Rusa corre el riesgo de “más desgaste”. Se dice que Rusia ya ha perdido alrededor de un tercio de su fuerza de invasión inicial, una estimación que incluye efectivos muertos y heridos, así como equipos destruidos o dañados.
Watling dice que Rusia está tratando de abordar esta escasez con distintas medidas, incluyendo la movilización de reservistas que tienen más de 40 años de edad y la oferta de contratos a corto plazo para llenar sus filas.
Pero entrenar y reconstruir un ejército lleva tiempo.
Rusia también ha demostrado ser vulnerable a los ataques ucranianos en sus líneas de suministro. Pero es probable que la capacidad de Ucrania para hacer esto sea limitada, con la mayor parte de sus fuerzas comprometidas en posiciones defensivas.
Nadie piensa que esta guerra terminará rápidamente. Todavía no está en un punto muerto. Rusia está haciendo avances, pero muy lentamente. Es poco probable que el resultado de esta guerra dependa únicamente del poderío militar.
Watling dice que Rusia también está buscando palancas económicas y políticas para infligir el mayor daño posible a Ucrania. Si bien la economía de Rusia se está viendo afectada por las sanciones occidentales, es probable que la de Ucrania sufra aún más.
Se prevé que el PIB de Rusia se reduzca un 12% durante el próximo año, pero el PIB de Ucrania podría caer un 50%. El bloqueo de Rusia en el mar Negro está causando daños significativos.
Watling dice que continuar con el apoyo económico y militar de Occidente podría resultar crucial para Ucrania.
¿Disminuirá el interés del público en la guerra a medida que se prolongue, tal como ocurrió después de 2014, cuando Rusia se anexó Crimea y los separatistas respaldados por Moscú se apoderaron por primera vez de partes del Donbás?
Los gobiernos occidentales ahora también tienen que preocuparse por sus propios desafíos internos, incluido el aumento de la inflación, los precios del gas y el petróleo y una crisis del costo de vida, causada en parte por la guerra.
Cuando se acerque el invierno boreal, será más difícil para los ejércitos luchar. También puede resultar más difícil para el mundo capear una tormenta económica.
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