París. Vincent Lambert, que murió este jueves después de pasar 11 años en estado vegetativo postrado en una cama de hospital, se convirtió a su pesar en el símbolo del debate sobre la muerte digna en Francia.
La familia anunció la muerte a los 42 años de este paciente tetrapléjico, días después de que los médicos del hospital Sébastopol de Reims suspendieran su alimentación, marcando un punto final a este caso que mantuvo en vilo a Francia.
“Con el tiempo lo hemos visto deteriorarse, sus músculos atrofiados deforman su cuerpo, a menudo mueve la boca, a veces grita”, contó en 2014 su hermana menor, Marie, según la cual “Vincent nunca hubiera querido vivir tan disminuido y dependiente”.
Lambert era el mayor de nueve hermanos, fruto de tres uniones diferentes. Su padre, un ginecólogo anti-aborto, se casó con su madre, una católica devota, unos años después de su nacimiento.
A la edad de 12 años, sus padres lo enviaron a un internado católico, un paso obligatorio para todos los niños de la familia Lambert. Pero fue expulsado por su “espíritu rebelde”.
Posteriormente entró a una escuela de enfermería y se especializó en psiquiatría. “Desde entonces comenzó a distanciarse de la ideología de nuestros padres”, explicó Marie.
Quienes lo conocieron lo describen como un hombre “tímido” y “sensible”, amante de las sensaciones fuertes, de la velocidad y de las fiestas. “A veces tenía comportamientos extremos y al mismo tiempo era alguien muy secreto, retraído, inseguro”, detalló.
— Una familia rota —
En el hospital donde trabajaba conoció a Rachel, también enfermera, con la que se casó. “Era un buen enfermero, respetado por todos, cuando Vincent entraba a una habitación, todas las miradas se dirigían hacia él, era alguien imponente”, escribió su mujer en un libro publicado en 2014.
En julio de 2008 la pareja tuvo una hija, pero dos meses más tarde, el 29 de septiembre de 2008, Vincent, de 32 años, fue víctima de un grave accidente automovilístico.
Fue trasladado al hospital de Reims en estado crítico y puesto en un coma artificial para intentar limitar los daños causados por un traumatismo craneal masivo.
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Se despertó tetrapléjico, en un estado pauci-relacional, es decir, un estado de conciencia limitado a la información sensorial primaria, como la luz o el ruido.
Le hicieron una traqueotomía para ayudarlo a respirar y le colocaron una sonda para alimentarlo, pero su conciencia se fue deteriorando. En 2014 y 2018, dos expertos consideraron que su estado vegetativo era “irreversible”.
Después de la decisión de los equipos médicos de dejar de alimentarlo e hidratarlo artificialmente, su familia, dividida, se lanzó a una batalla judicial.
Rachel, que es su tutora legal, afirma que su esposo le dijo oralmente que preferiría “morir” en lugar de permanecer vivo “como un vegetal”, aunque nunca lo puso por escrito.
Su mujer y seis de sus hermanos denunciaban que era víctima de una “obstinación terapéutica”.
Viviane y Pierre, sus padres, acusaban sin embargo a sus médicos de intentar asesinar a un “discapacitado” y pedían que fuera trasladado a un establecimiento especializado.
Este caso pasó por varios tribunales hasta una decisión de la Corte de Casación francesa a finales de junio, que abrió la vía para que los médicos detuvieran el soporte vital que lo mantenía vivo.
Durante once años, su caso desgarró a su familia, sin que él pudiera nunca pronunciarse sobre su destino.
Fuente: AFP