El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi lanzó la operación Barbarroja, su gran ofensiva contra la Unión Soviética entonces comandada por José Stalin.
Se trató de la mayor invasión militar de la historia, y la arriesgada apuesta con la que Adolf Hitler pretendía decantar decisivamente a su favor el sino de la Segunda Guerra Mundial.
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Pero las cosas no salieron cómo el führer había planeado, y los historiadores consideran el fracaso de la operación un punto de inflexión en la contienda y el principio del fin de la superioridad alemana.
La Operación Barbarroja dio inicio a 6 meses de batallas titánicas entre dos superpotencias totalitarias, una contienda que acabaría por resultar decisiva en el desenlace de la guerra.
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Bautizada como Barbarroja por Federico Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico del siglo XII, la invasión alemana de la URSS supuso la ruptura del pacto Germano-Soviético firmado en 1939.
Las fuerzas del Eje lanzaron 3 millones de hombres, divididos en tres grupos con las ciudades de Leningrado, Kiev y Moscú como objetivo respectivamente.
Las fuerzas soviéticas fueron tomadas por sorpresa y sufrieron terribles bajas en los primeros combates. Se calcula que murieron millones de hombres, y ciudades como Kiev, Smolensk y Viazma fueron conquistadas por los nazis.
Aunque estos también pagaron un alto precio, y la mejora paulatina de las defensas soviéticas, junto con la dureza del invierno ruso frenaron el avance de la Wehrmacht, la infantería alemana, en diciembre, cuando ya había llegado a las puertas de Moscú. Entretanto, Hitler había tomado la decisión de no pasar a la ofensiva en Leingrado, sometiéndola en cambio a un largo asedio.
Aunque las tropas soviéticas sobrevivieron al embate inicial, las fuerzas alemanas lanzaron nuevos ataques en 1942 y avanzaron aún más dentro del territorio de la URSS. Fue la batalla de Stalingrado, entre 1942 y 1943, lo que haría cambiar el curso del pulso bélico y acabó empujando al repliegue alemán.
La invasión estuvo acompañada de abusos masivos contra los civiles soviéticos. Entre los que más sufrieron estuvieron los judíos. Más de un millón de ellos murieron en la Solución Final, el plan de Hitler para exterminarlos a todos.
Ahora que se cumplen 80 años del inicio de la invasión, el historiador británico Anthony Beevor, especialista en historia militar y en la Segunda Guerra Mundial, respondió a 14 preguntas de BBC History para intentar entender el peor error de Hitler.
1. ¿Tenía Hitler un plan a largo plazo para invadir la URSS?
Adolf Hitler cambiaba con frecuencia su actitud hacia las grandes empresas, pero creo que su invasión de la URSS es algo que viene desde ya el final de la Primera Guerra Mundial.
Su aborrecimiento del bolchevismo era absolutamente visceral, pero esa idea estuvo influida también por la ocupación alemana de Ucrania en 1918 y la creencia de que podría convertirse en un gran granero en el futuro.
Asegurar ese territorio podría evitar que se repitiera el bloqueo británico y la consiguiente hambruna en Alemania que se dieron en la Primera Guerra Mundial. Así que fue algo estratégico, pero también instintivo.
En realidad, el plan no se concretó en detalle hasta diciembre de 1940. Curiosamente, Hitler justificó la invasión de la URSS ante sus generales como la única forma de sacar a Reino Unido de la guerra.
Si la Unión Soviética era derrotada, entonces los británicos no tendrían más remedio que rendirse, lo que era un análisis un tanto particular de la situación.
2. ¿Fue el pacto Germano-Soviético algo más que una solución temporal para Hitler?
Fue muy deliberado. Hitler comprendió que tenía que derrotar primero a los aliados occidentales.
Y esto muestra una notable confianza, sobre todo si uno piensa que el ejército francés era considerado el más potente entonces.
Stalin, por su parte, tenía grandes esperanzas de que los Estados capitalistas y la potencia nazi se desangrarían mutuamente hasta quedar exangües.
El pacto Germano-Soviético era esencial para él también, porque acababa de purgar a todo el Ejército Rojo y necesitaba posponer todo posible enfrentamiento con Alemania.
3. Se suele criticar que los alemanes esperaron demasiado para lanzar la invasión. ¿Está de acuerdo con esto?
Sin duda, es cierto que la operación Barbarroja se lanzó demasiado tarde y ha habido mucho debate sobre el porqué de esa tardanza. Una vieja teoría afirma que fue la invasión de Grecia en abril de 1941 lo que la aplazó, pero ya en la época se sabía que el motivo principal fue el tiempo.
El invierno de 1940-1941 había sido muy lluvioso y esto causó dos problemas. En primer lugar, los aeródromos avanzados de la Luftwaffe, la aviación militar alemana, habían quedado totalmente inundados y simplemente no podían recibir aviones hasta que no se secaran.
En segundo lugar, el mal tiempo retrasó la redistribución de los vehículos de transporte hacia el frente oriental.
Otra cuestión interesante es que cerca del 80% de las divisiones alemanas de transporte motorizado procedían en realidad del derrotado ejército francés.
Es una de las razones por las que Stalin detestaba a los franceses y en la Conferencia de Teherán de 1943 defendió que debían ser tratados como traidores y colaboracionistas. El hecho de que no hubieran destruido sus vehículos al rendirse era para Stalin un punto muy serio en su contra.
4. Se sabe que Stalin era extremadamente paranoico. ¿Cómo pudo ignorar tantas advertencias sobre un ataque alemán?
Esta es una de las grandes paradojas de la historia.
A Stalin, uno de los hombres más suspicaces de todos, lo engañó Hitler. Ha llevado a toda una serie de teorías diferentes, incluida la de que Stalin estaba planeando invadir Alemania primero.
Sin embargo, esa teoría no tiene demasiado sentido.
Se basa en un documento de un plan de contingencia soviético del 11 de mayo de 1941 en el que el general Zhukov y otros, que estaban al tanto de los planes nazis de invasión, examinaban posibles respuestas.
Una de las ideas que contemplaron fue la de un ataque preventivo. Pero el Ejército Rojo era entonces totalmente incapaz de llevar a cabo una acción así. Para empezar, ¡porque el transporte principal de su artillería eran los tractores que se estaban utilizando para la cosecha!
Pero es interesante cómo Stalin rechazó todas y cada una de las señales de alarma que le llegaron. No solo de los británicos, sino de sus propios diplomáticos y espías...
Quizá la explicación esté en que estaba convencido desde la Guerra Civil española de que todo el que vivía en el extranjero se había corrompido y era instintivamente antisoviético.
Por eso ignoró los avisos que llegaron desde Berlín, incluso cuando le enviaron un pequeño diccionario para las tropas alemanas en el que figuraban expresiones como “llévame a tu granja comunal”. Estaba convencido de que eran todos provocaciones inglesas para forzar una lucha con Alemania.
Sin embargo, es extraordinario que Stalin aceptara incluso las garantías de Hitler de que se estaban desplazando tantas tropas hacia el este para alejarlas del radio de acción de los bombarderos británicos, que en aquel tiempo eran tan débiles que eran incapaces de hacer ninguna mella en las fuerzas alemanas.
5. ¿Cuáles eran los objetivos alemanes? ¿Buscaban realmente una conquista total de la URSS?
El plan era avanzar hacia lo que se llamó la línea AA, de Arcángel a Astracán. Esto les habría llevado más allá de Moscú y más allá del Volga.
Por eso, cuando llegó la batalla por Stalingrado, muchos soldados alemanes creían que con solo capturar la ciudad y llegar hasta el Volga habrían ganado la guerra.
La idea era que las tropas soviéticas que hubieran sobrevivido a las grandes batallas al comienzo de la ofensiva no serían más que un remamente y se las podría mantener a raya mediante bombardeos.
Mientras tanto, las áreas conquistadas de Rusia y Ucrania quedarían abiertas a la colonización y los asentamientos alemanes. De acuerdo con el Plan de Hambre alemán, la población de las principales ciudades habría muerto de inanición. Calculaban en 35 millones los muertos.
Todo el proyecto dependía de un rápido avance hasta la línea AA y, sobre todo, de la destrucción del Ejército Rojo mediante grandes sitios.
Algunos de estos sitios efectivamente tuvieron lugar. Kiev, por ejemplo, resultó ser una de las mayores batallas en número de prisioneros capturados en la historia de la humanidad.
6. ¿Tuvieron los alemanes alguna posibilidad de éxito?
A finales de 1941, en un momento de pánico, Stalin le dijo al embajador búlgaro que pensaba que Moscú iba a ser capturada y todo quedaría hecho pedazos.
Pero Stamenov, el embajador, respondió: “Está loco. Incluso si se retira hasta los Urales, acabará ganando”.
Para mí, esto ilustra una clave por la que la Operación Barbarroja no iba a funcionar. El tamaño del país significaba que la Wehrmacht y sus aliados rumanos y húngaros nunca tuvieron tropas suficientes para la conquista y ocupación de un territorio tan vasto.
En segundo lugar, Hitler no había aprendido la lección del asalto japonés sobre China, en el que otra fuerza altamente mecanizada y técnicamente superior atacó un país de una enorme extensión.
Aquello reveló que puedes imponerte al principio, pero el shock y el terror provocado por la crueldad, que también Hitler utilizó contra la Unión Soviética, acaba provocando tanta resistencia como pánico y caos.
Hitler nunca tuvo esto en cuenta. “Patea la puerta y toda la estructura se derrumbará”, era la frase que seguía usando, pero subestimaba completamente el patriotismo de la mayoría del pueblo soviético, y su rabia y determinación de continuar la lucha.
7. ¿Sería correcto afirmar que Stalin fue un impedimento para la defensa soviética?
Su negativa a permitir las retiradas, en especial del sitio de Kiev, conllevó la pérdida de cientos de miles de hombres. Fue una orden de resistir o morir en la que había muy poca flexibilidad.
Fue solo en la última fase de la retirada a Moscú que Stalin dio un poco más de margen, y estuvo bien que lo hiciera porque eso preservó tropas suficientes para poner a salvo la ciudad.
8. ¿Llegó a haber algún peligro de que el régimen soviético colapsara en las primeras fases de la invasión?
No hubo ninguna posibilidad de una revuelta popular ni nada parecido que lo derrocara.
De hecho, no eran muchas las críticas, porque realmente nadie sabía lo que estaba pasando y el enfado de la gente en ese momento estaba totalmente centrado en los alemanes y en su traición al pacto Germano-Soviético.
El riesgo principal para Stalin era un golpe palaciego. Hubo un momento en que algunos líderes soviéticos fueron a verle a la dacha en la que se había retirado en completa depresión.
Los vio llegar y pensó que habían llegado para arrestarlo, pero pronto se dio cuenta de que estaban tan asustados como él y lo convencieron de que tenía que seguir adelante.
9. ¿Cuán decisivo resultó el invierno ruso en la batalla por Moscú?
No hay duda de que la severidad de aquel invierno fue importante.
Fue especialmente frío, con temperaturas que cayeron a veces por debajo de los 40º bajo cero y los alemanes no estaban equipados para eso, ni en lo que se refiere al armamento ni a la ropa.
Las ametralladoras alemanas, por ejemplo, se congelaban a menudo y tenían que orinar sobre ellas para tratar de calentarlas.
Los blindados Panzer tenían unas orugas muy estrechas, por lo que no se podían manejar en la nieve, mientras que las más anchas de los soviéticos T-34 les daban ventaja.
Los alemanes ya habían visto ralentizado su avance por los fangos del otoño y la nieve no hizo sino empeorar las cosas. Tuvieron que encender fuegos bajo los motores de los aviones durante la noche para asegurarse de que arrancarían al llegar a la mañana siguiente.
10 ¿Fue la invasión de la URSS el peor error de Hitler?
Lo fue.
Si hubiera mantenido el status quo resultante de la derrota de Francia y fortalecido sus ejércitos sostenidamente con los recursos de los países que ya había conquistado, hubiera estado en una posición muy fuerte.
Entonces, si Stalin hubiera intentado lanzar un ataque preventivo en 1942 y 1943, hubiera sido desastroso para la Unión Soviética.
No hay duda de que fue el momento decisivo de la guerra. Un 80% de las bajas de la Wehrmacht se produjeron en el frente oriental; fue la Operación Barbarroja lo que quebró la columna vertebral del ejército alemán.
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