Los Rossetti fueron una familia atípica para la época en que vivieron: mediados del siglo XIX. Christina era poetisa, su hermano Dante Gabriel un pintor y su esposa Elizabeth, pintora y modelo. Con su arte y poesía estremecieron a la Gran Bretaña victoriana.
Sin embargo, su mayor legado podría no ser en las obras que dejaron sin en su espíritu bohemio. Los Rossetti ocupaban un mundo en el que la vanguardia se encuentra con la liberación femenina, la drogadicción, el radicalismo político y unos marsupiales conocidos como wómbats.
MIRA: La princesa texana que fue desalojada de la fabulosa mansión de Roma que se disputa con sus tres hijastros italianos
“Los Rossetti estaba metidos en todo lo que fuera extraño y extremo”, comenta a BBC Culture Carol Jacobi, curadora de una exposición que se realiza en Londres sobre esta familia. “No soportaban las normas convencionales del arte y la literatura. Buscaban héroes alternativos: fueron el primer movimiento artístico de vanguardia británico”.
Para unos, las pinturas de Dante Gabriel Rossetti (y de la Hermandad Prerrafaelita, el movimiento que cofundó) son demasiado meticulosas y delicadamente moralistas, especialmente cuando se comparan con los movimientos franceses contemporáneos, como los impresionistas y postimpresionistas, con su experimentación formal más atrevida y una representación más franca de la vida moderna.
Pero eso obvia el aspecto más importante de la generación de los Rossetti en Gran Bretaña. Su principal contribución fue una nueva actitud radical para artistas y mujeres creadoras en ese país; la vida bohemia.
La palabra bohemio, antes usada como un término despectivo para los gitanos que atravesaban Francia, ha sido usada desde entonces para definir individuos de comportamiento no convencional y que prefieren modas experimentales; aquellos que hacen travesuras con las normas de la sociedad y se lanzan a la aventura y expresiones de libertad.
El espíritu bohemio de vestimentas estrafalarias y comportamiento excesivo es fundamental para la música, el diseño, la moda y el arte modernos. Su arrogancia contracultural es parte integral de la actitud temeraria de artistas como Patti Smith o Matty Healy del conjunto 1975, de la moda estrambótica de David Bowie y Lady Gaga, y del hedonismo de Keith Richards y Kate Moss.
En el centro, la bohemia es un ataque contra cualquier valor que se percibe como de clase media. Eso supone los roles convencionales de género, las actitudes conservadoras hacia el amor, los valores tradicionales de la familia, la conformidad en el vestir y la represión del placer sensual.
¿Cómo hicieron los Rossetti para impulsar este influyente estilo de vida entre los artistas de la Gran Bretaña victoriana? Y, ¿qué tienen que ver los marsupiales wómbats en esto? Todo empieza en un hogar de familia inconformista.
Los Rossetti eran una familia de primera generación en Londres: su padre era un revolucionario y poeta italiano, y su madre una académica, también de ancestros italianos. Los jóvenes Rossetti fueron criados en un ambiente singular, donde la política progresista y la creatividad artística encabezaban la lista de sus valores.
Christina Rossetti (1830-1894) fue la primera en aventurarse. Su poesía se publicó por primera vez cuando apenas tenía 16 años. Probablemente, su poema mejor conocido es “El mercado de los duendes” (escrito en 1859), una sorprendente alegoría de la sexualidad corrompida por un mundo materialista.
Estos temas estarían reflejados después en las pinturas de Gabriel y Elizabeth. Christina era muy radical, llevando una vida muy poco convencional para una mujer de la época. Estableció una muy exitosa y bien remunerada carrera sin la dependencia burguesa de un esposo como guardián financiero.
Si todavía te estás preguntando sobre los wómbats, ellos son relevantes al hermano de Christina, Dante Gabriel Rossetti (1828-1882), quien fue igualmente precoz, cofundador de un nuevo movimiento revolucionario en el arte, la Hermandad Prerrafaelita (PRB por sus siglas en inglés), a la edad de 20.
La PRB estaba dedicada a rebelarse contra la autoridad de la Real Academia de Artes de Gran Bretaña. Creía en un arte que ofreciera la verdad basada en la exactitud perceptual y el valor moral que, según Gabriel, escaseaba en el arte académico favorecido por las clases medias.
Él lideró a sus artistas contemporáneos con carisma, inspiración y una visión revolucionaria que podía llegar a ser tentadoramente rocambolesca y frecuentemente rayando en lo escandaloso.
“Gabriel abandonó la escuela de arte; no hay nada más bohemio que eso”, explica Carol Jacobi. “Se vestía en traje de noche durante el día, y fue el primero de ellos en salir vestido de negro para verse de buena onda”.
En su actitud hacia el amor, Gabriel probablemente se sentía como un libertino que desafiaba los límites. Pero en sus relaciones también fue desconsiderado con las emociones de todos los demás, salvo las de él.
Durante una relación de largo plazo que tuvo con Elizabeth Siddal (que duró 10 años antes de que le propusiera matrimonio) Gabriel sostuvo amoríos con Fanny Cornforth, una popular modelo de los prerrafaelitas. Más tarde tuvo una relación con Jane Morris, la esposa de su amigo William Morris.
Después de la muerte de Siddal en 1862, Gabriel se mudó a una casa en Cheyne Walk, en la exclusiva zona londinense de Chelsea. Allí se convirtió en anfitrión de sus excesos rocanroleros, especialmente con su obsesión por las mascotas exóticas.
Los wómbats eran una fijación particular, pero también tuvo un armadillo, pavorreales, canguros, un topo, y un perro pomerano llamado Punch. Adiestró a su tucán a montar por la casa en el lomo de una llama.
Estos animales frecuentemente corrían desbocados por la casa o se escapaban causando pánico entre los vecinos respetables. Según el pintor estadounidense James McNeill Whistler, una noche Gabriel pidió que le trajeran a su wómbat a la mesa junto con café y habanos, para que el animal pudiera disfrutar de las lecturas de otro invitado, el escandaloso poeta Algernon Charles Swinburne.
Estas historias resaltan aspectos clave de la personalidad bohemia -el desdén de las normas burguesas, una inclinación por la mitificación propia y, tal vez el más influyente, la idea de que el arte no tenía que estar encerrado en una galería o un museo.
Para Gabriel, la vida misma se convirtió en una forma de arte. Los excesos de Gabriel tocaron un nuevo fondo en 1869, cuando exhumó el cuerpo de Siddal de su tumba en el cementerio de Highgate (en el norte de Londres) para retirar un manuscrito de poemas que le había colocado debajo del pelo.
Las páginas tuvieron que ser desinfectadas durante dos semanas antes de que Gabriel pudiera transcribirlas para su publicación. Al igual que Siddal, Gabriel moriría relativamente joven en 1882, adicto al alcohol e hidrato de cloral, un sedante de prescripción médica.
Elizabeth Siddal (1829-1862), amante y después esposa de Gabriel, fue una mujer pionera del siglo XIX, que concibió y confeccionó su propia moda inconformista, y estableció su independencia como artista. “Definió completamente la vestimenta de las mujeres”, señala Jacobi. “Simplemente no soportaba las crinolinas, los corsés ni nada de eso, así que rediseñó los trajes de diario. Salía en vestimenta adaptada con el cabello suelto. Esa libertad en la moda fue muy inspiradora. Se convirtió en el look. Si querías proyectarte como una mujer joven progresista, así es como debías vestirte”.
Siddal era una mujer de clase trabajadora, empleada en un almacén de sombreros antes de entablar amistad con los artistas prerrafaelitas en 1849. Les sirvió primero como modelo para sus pinturas y luego se convirtió en artista por derecho propio.
Gabriel y Elizabeth colaboraron y se influyeron mutuamente. Su relación amorosa -y posterior matrimonio- fue tempestuosa y problemática y ha sido mitificada como resultado. Pero hay aspectos de su personalidad bohemia que resaltan en su historia.
“Definitivamente no condujo su vida de acuerdo a las reglas”, comenta Jacobi. “Estuvo al lado de Rossetti durante años antes de que se casaran, y recientemente se ha propuesto que no estaba esperando a que Gabriel se casara con ella, sino que deliberadamente estaba manteniendo su independencia”.
Siddal fue esencialmente autodidacta, desafió que las categorías sociales y llevó la insignia de la liberación con orgullo. Estas características eran innovadoras en la Londres victoriana, pero se convirtieron en la definición propia de la vida bohemia en el siglo siguiente y más allá. Trágicamente, como Gabriel, Elizabeth fue víctima de las adicciones: murió de una sobredosis de láudano, un opioide utilizado como analgésico en el siglo XIX.
La historia de los Rossetti contiene tanto de triunfo como de tragedia. Pero su mayor don a la historia del arte (legado en la historia de tres vidas distintivas) fue inventar la primera subcultura artística de Gran Bretaña, vivida en conflicto directo con los estándares victorianos.
Christina derribó los estereotipos de género sobre la creatividad femenina, el amor y la vida familiar; Gabriel desdeñó las normas burguesas de todo tipo e hizo de la vida un evento artístico; y Siddal estableció una singular independencia creativa y sartorial. En lugar de vivir en un estilo dictaminado por la sociedad, escogieron su propio camino y se establecieron como los originales bohemios artísticos.
*Este artículo fue publicado originalmente en BBC Culture, cuya versión en inglés puedes leer aquí.
VIDEO RECOMENDADO
TE PUEDE INTERESAR
- El Pentágono rastrea más de 650 posibles casos de ovnis y responde a pregunta de si hay evidencia de vida extraterrestre
- Hallan grieta en el lecho marino que podría provocar un terremoto de magnitud 9
- Giro en el caso de Julia Wendell, la polaca que afirmaba ser Madeleine McCann
- Iba a una fiesta con sus amigos, se equivocó de casa y un hombre la mató
- Policía de Argentina usará pistolas Taser contra el crimen: ¿Cómo funciona el “arma no letal” que a veces puede matar?
Contenido Sugerido
Contenido GEC