El primer ministro de Suecia, el socialdemócrata Stefan Löfven, anunció que usará el plazo de una semana para decidir si presenta la dimisión de su Gobierno rojiverde en minoría o convoca elecciones anticipadas, después de perder hoy una moción de censura en el Parlamento.
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La moción, la primera que pierde un jefe de Gobierno sueco en ejercicio en la historia, fue apoyada por las tres fuerzas de la oposición de derecha - conservadores, ultraderechistas y democristianos - y por el Partido de Izquierda, aliado externo de Löfven pero que había exigido la retirada de un proyecto de reforma de la ley de alquileres para mantener su respaldo al Ejecutivo.
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“El Gobierno dispone ahora de una semana. Vamos a hablar con nuestros aliados y reflexionar sobre qué camino tomar”, dijo en rueda de prensa Löfven, que reconoció una situación política “muy difícil”, igual que después de los comicios generales de 2018, cuando se tardó cuatro meses en formar gobierno, un récord en Suecia.
Löfven habló de una “mayoría accidental” entre los cuatro partidos que votaron a favor de la moción solo para hacer caer al Ejecutivo pero que no tienen ningún proyecto de Gobierno conjunto y criticó a la Izquierda por no querer negociar una oferta de última hora, si bien recordó que esa fuerza política sigue prefiriéndole a él como primer ministro.
El Partido de Izquierda había dado hace seis días un ultimátum de 48 horas al Gobierno para retirar o cambiar el proyecto que desrregula los alquileres en nuevos edificios, una “línea roja” marcada por esa fuerza cuando Löfven cerró un pacto con la centroderecha en enero de 2019.
Sus 27 diputados no llegaban para presentar la moción (hacen falta 35) por lo que el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) se apresuró a hacerlo en su lugar.
El SD está en el origen de la difícil situación que vive Suecia: el vacío que le hacen el resto de fuerzas, aunque conservadores y democristianos han modificado su postura en los últimos meses, provocó que la derecha no gobernara pese a ganar las elecciones generales en 2018.
Centristas y liberales optaron por firmar un pacto con socialdemócratas y ecologistas. La Izquierda aceptó abstenerse para que Löfven saliese elegido, aunque anunció que dejaría de apoyarlo si reformaba el modelo de contratación laboral o de alquileres, puntos incluidos en el pacto.
Löfven y la líder centrista, Annie Lööf, ofrecieron ayer que las partes del sector inmobiliario pudiesen negociar por su cuenta hasta el 1 de septiembre: si llegaban a un acuerdo, se retiraría el proyecto de reforma; si no, este seguiría adelante.
Pero tanto la Izquierda como la Asociación Nacional de Inquilinos rechazaron la propuesta, al considerar que suponía negociar bajo amenaza.
El proyecto supone que el alquiler en nuevas propiedades deje de estar regulado y pueda ser acordado entre propietario y arrendador según el valor de mercado.
Una reforma menor que solo afecta a un mínimo porcentaje, dicen los socialdemócratas; un primer paso para la liberalización total de los precios de los alquileres, responden la Izquierda y los representantes de los inquilinos.
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