Jeanine Áñez, la expresidenta interina de Bolivia, dio a conocer este viernes en sus redes sociales una carta de su puño y letra. La misiva había sido dirigida al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, en ella le pedía que junto a la comunidad internacional ponga “un alto a los proxenetas del poder”.
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“Mientras me observa mi carcelero, aprovecho estas pocas líneas y desde mi oscuro y frío encierro, cada momento pierdo las esperanzas que en Bolivia tengamos justicia verdadera para componer grietas hoy existentes”, así inicia la carta de Áñez con fecha del 5 de septiembre.
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La expresidenta interina, quien cumplirá el próximo lunes seis meses en detención preventiva, tiene abiertas varias causas como el caso conocido como “golpe de Estado” en el que se le acusa de los delitos de sedición y terrorismo.
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“Mi pedido de clamor y ayuda no es por mí, sino por un país totalmente destruido judicialmente y que su poder judicial está prostituido al gobierno de turno”, afirma en la misiva en la que pide que la comunidad internacional viaje a Bolivia para “ver lo que está pasando con la justicia y los presos políticos”.
En ese sentido, le señala al secretario general de la OEA y a la comunidad internacional que “deben venir a Bolivia y poner un alto a los proxenetas del poder que son liderados por (el presidente boliviano) Luis Arce y (el exmandatario) Evo Morales junto a toda la élite masista”.
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Salud debilitada
“Seguramente mis carceleros quieren que muera en esta cárcel de la que hoy le escribo y a veces pienso que es la mejor solución”, escribe Áñez, quien desde que está recluida ha presentado varios problemas de salud por la hipertensión arterial que padece y también ha registrado episodios de depresión.
Pero reconoce que “eso no arreglará el tema de fondo que es que en Bolivia la justicia no vale ni arregla sino divide y arruina”.
A finales del mes pasado Áñez manifestó que ya “no quiere vivir”, luego de conocerse que se autolesionó en los brazos, por lo que su familia ha pedido en varias ocasiones que le permitan que sea atendida por un especialista, pero las autoridades sostienen que la exmandataria está “estable”, recibe la atención adecuada y es apta para cumplir su detención preventiva.
Carolina Ribera, la hija de Áñez, se encuentra por estos días en Estados Unidos en donde ha sostenido sendas reuniones con organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instancia que recientemente le solicitó al Gobierno de Bolivia información sobre la situación de la ex jefa de Estado interina.
La defensa de Áñez acudió a la CIDH para solicitar una medida cautelar para que el Estado boliviano proteja a la exmandataria y puedan darle detención domiciliaria teniendo en cuenta su estado de salud.
“Solo le pido a Dios que mueva sus corazones y en estas horas que estará con mi hija, pueda sentir nuestra resignación y tome la decisión de venir a Bolivia con la comunidad internacional”, le pide a Almagro.
En su viaje a Washington Ribera también se reunió con José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), para exponer la situación de su madre y lograr un respaldo por parte de organismos y de la comunidad internacional.
En su carta Áñez señala que el hecho de “ser mujer y política en Bolivia es casi una maldición ya que el poder nos ultraja y nos usa para sus fines personales”.
“Soy madre privada de ver a mis hijos, soy una hija privada de ver a mi madre anciana y enferma. Pero lo más importante es que soy la expresidenta constitucional de Bolivia, aunque un mentiroso y vil ser humano como Evo Morales y sus sirvientes digan lo contrario”, concluye.
El Movimiento al Socialismo (MAS) considera que la salida de Evo Morales del poder en 2019 fue por un golpe de Estado, mientras que sus detractores sostienen que la crisis fue consecuencia de un fraude electoral en beneficio del entonces presidente en los fallidos comicios generales de ese año.
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