El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tiene previsto viajar el domingo a China para una visita de Estado enfocada en potenciar los negocios con su primer socio comercial y alinearse con Xi Jinping para promover planes de paz en la guerra en Ucrania.
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En un principio, Lula debía viajar el sábado a Pekín, pero una “neumonía leve” diagnosticada el jueves le forzó a retrasar su partida de un día, informó la presidencia.
En el poder desde enero, el izquierdista ha prometido “colocar nuevamente a Brasil en la nueva geopolítica mundial” tras el aislacionismo de su predecesor Jair Bolsonaro.
Su agenda oficial arranca el martes, cuando se encontrará con Xi.
Con su homólogo chino, Lula planteará su propuesta de crear un grupo de países mediadores en la guerra de Ucrania, que lanzó en enero al tiempo que rechazaba enviar municiones a Kiev porque Brasil es una nación “de paz”.
Según Brasilia, “China es una aliada importante” de esta iniciativa.
El veterano dirigente quiere posicionar a Brasil como facilitador de un diálogo multinacional en Ucrania y emular así su mediación en los acuerdos nucleares entre Irán y Estados Unidos durante su segundo mandato (2007-2010).
China por su parte promueve una propuesta de paz en 12 puntos, que Xi discutió esta semana en Moscú con su par ruso Vladimir Putin y que incluye un llamado al diálogo y al respeto de la soberanía territorial de todos los países.
Putin expresó un apoyo prudente, mientras que las potencias occidentales acusan a Pekín de dar un respaldo tácito a la intervención armada de Moscú y Estados Unidos llamó al mundo a “no dejarse engañar” con esos planes.
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Inversiones chinas
A Pekín, Lula llegará con una abultada comitiva empresarial y ministerial.
“La visita de Lula es una señal muy clara de que se quiere un diálogo bilateral de altísimo nivel”, dice a la AFP Evandro Menezes de Carvalho, experto en China de la Fundación Getulio Vargas.
Bolsonaro visitó China en su gobierno (2019-2022), pero la relación se enfrió luego de que el líder ultraderechista se aliara con el entonces presidente estadounidense Donald Trump en responsabilizar a Pekín por la pandemia del covid-19.
Aún así el comercio bilateral continuó escalando.
El año pasado el intercambio entre los dos países superó los 150.000 millones de dólares, aunque los empresarios brasileños siguen con dificultades para colocar en el mercado chino bienes de mayor valor agregado.
Brasil quiere impulsar “el comercio, apuntando a la diversificación de productos (...) pero traer también inversiones chinas y avanzar en otras pautas”, indica Menezes, que cita potencialidades en tecnología como semiconductores, inteligencia artificial o retomar los proyectos de un tren bala entre ciudades brasileñas.
Con 70.300 millones de dólares entre 2007 y 2020, Brasil es el principal destino de inversiones chinas en América Latina (48%), según el Consejo Empresarial Brasil-China.
El dinero está colocado principalmente en generación eléctrica y petróleo, pero también en fábricas de automóviles y maquinaria pesada, minería, agroindustria y tecnología de la información.
Medio millar de empresarios, la mitad brasileños, especialmente del agronegocio, mantendrán un seminario el día 29.
Ese sector logró la suspensión el jueves de la prohibición que regía desde el 23 de febrero para exportar carne a China, y que había sido fijada tras detectarse un caso “atípico” del llamado “mal de la vaca loca”.
Por otro lado, Brasil es un enorme mercado para las empresas chinas como el fabricante de equipos de telecomunicaciones Huawei. Y avances entre ambos países para usar yuanes en el multimillonario comercio bilateral abrirían caminos para una mayor internacionalización de la moneda china.
“Más que con cualquier otro país”, una exitosa relación con Brasil impulsa los objetivos económicos globales chinos, afirma Evan Ellis, experto en China y Rusia del Center for Hemispheric Defense Studies de Washington.
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Orientación sur-sur
“Pero no hay que perder de vista el hecho de que también hay una asociación estratégica que tiene que ver con la colaboración de Brasil con China en una proyección orientada al sur-sur” global, agrega.
Lula dio prioridad a la diplomacia multilateral en sus anteriores gobiernos (2003-2010) y visitó tres veces Pekín. El grupo de economías emergentes BRICS, al que pertenecen China, Brasil, Rusia, India y Sudáfrica se remonta a 2006.
Lula también se reunirá el martes con el primer ministro, Li Qiang, y el presidente de la Asamblea Popular, Zhao Leji.
Y viajará el miércoles a Shanghái para coincidir con la toma de posesión de su aliada y expresidenta de Brasil Dilma Rousseff (2011-2016), al frente del banco de desarrollo de los BRICS, el NBD.
Terminará su gira internacional con una visita a Emiratos Árabes Unidos del 31 de marzo al 1 de abril.
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