Por un lado, la Organización de Estados Americanos (OEA) se ratifica en que hubo fraude electoral en Bolivia en el 2019. En tanto que, en la acera de al frente, el gobierno de Luis Arce acusa al organismo de “injerencia”.
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El señalamiento es, en específico, en contra de Luis Almagro, el secretario general de la OEA, a quien se le imputa sostener un “discurso de odio”.
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¿A qué se refieren?
La OEA ya había denunciado una “negligencia” en los comicios bolivianos -organizados en el 2019-. Pero, hace dos semanas, sostuvo que, tomando en cuenta la investigación de unos especialistas de la Universidad de Salamanca, hubo también una “manipulación dolosa de datos”.
En un comunicado, el ente sostuvo que había encontrado “graves hallazgos en materia informática”. A esto se le sumó que “los 36 peritos internacionales” descubrieron “dos servidores que no habían sido incluidos en la documentación sobre el esquema informático entregado por las autoridades electorales”.
“La incorporación de estos servidores constituye una manipulación en la infraestructura tecnológica y es parte de la red de mentiras con la que se buscó engañar al equipo de la OEA y a toda la población boliviana”, sostuvo la OEA.
Al respecto, The San diego Union-Tribune recuerda que, en el 2019, hubo una interrupción de “la transmisión de los resultados parciales” de las elecciones. El medio anota: “El expresidente se proclamó ganador de las elecciones y evitó una segunda vuelta. Pero poco después se generó una convulsión social que cobró la vida de 37 personas”.
Finalmente, las protestas obligaron a que Morales renunciara. Luego, Jeanine Áñez -actualmente en la cárcel acusada de dar un golpe de Estado- asumió la presidencia, y convocó a elecciones en las que ganó Luis Arce, un político muy cercano a Morales.
DIMES Y DIRETES
En todo momento, el gobierno del presidente Arce ha rechazado las acusaciones. En respuesta al comunicado de la OEA, la cancillería de Bolivia declaró: “Las palabras y agresiones del señor Almagro en su comunicado parecen más bien estar dirigidas otra vez a coordinar procesos de desestabilización en Bolivia. Se le advierte que no se permitirá un nuevo intento de acciones desestabilizadoras y se pone en alerta a la comunidad internacional”.
Además, anotó que lo dicho por Almagro es “un acto de injerencia en asuntos internos”.
Pero, esta semana, la situación se volvió más seria. El martes, Almagro declaró que las acusaciones en su contra eran una “infamia”. Él sostuvo:
“Cuando vienen acusaciones con ese nivel de infamia, estoy dispuesto a defenderme con la verdad y la responsabilidad internacional que tengo y la que tuve para actuar en esos casos y no acepto las mentiras de nadie y es inadmisible”.
Según el portal RT, Almagro sostuvo, además, la inconstitucionalidad del “gobierno de facto de Jeanine Áñez, que se instaló tras el golpe de Estado”.
Evo Morales, en respuesta, acudió a las redes sociales para defenderse. “La OEA necesita un secretario general y no un agente golpista imperialista. Nunca más golpes en Bolivia ni en Latinoamérica”, escribió en Twitter.
Y, ayer, Héctor Arce Zaconeta, el embajador de Bolivia ante la OEA, denunció a Almagro ante el mismo organismo durante una sesión extraordinaria del Consejo Permanente. El canciller Rogelio Mayta e Iván Lima, ministro de Justicia y Transparencia Institucional, también estuvieron presentes.
Mayta agregó: “La Secretaría General debería ser una instancia de articulación entre los Estados, capaz de crear encuentro en medio de las discrepancias y las visiones diferentes. Sin embargo, esta OEA con Almagro como secretario general no lo es para Bolivia y con pena vemos que tampoco para muchos de los Estados que hoy están representados aquí”.
En tanto, la agencia AP recuerda que la Fiscalía boliviana dijo que “cerrará el caso y buscará el sobreseimiento de los acusados de fraude electoral basado en el informe de la universidad española”.
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