El peruano Raúl Valenzuela no olvidará nunca su cumpleaños número 50. En lugar de una celebración o un viaje especial, en su mente solo habrá recuerdos de cómo la fuerza del agua devastó su casa y otras miles más en Canoas, una localidad del área metropolitana de Porto Alegre, el epicentro de un desastre climático que ha enlutado a Brasil. Las históricas lluvias, cuenta por teléfono, aumentaron en tiempo récord el caudal de los ríos cercanos sin que hubiera mucho que hacer. “Nadie tomó precauciones, ni el gobierno. Nadie se imaginó que iba a ser una catástrofe tan grande, prácticamente todas las casas han quedado inundadas, han quedado tapadas. Ya no existen más”, se lamenta.
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Canoas ha sido el hogar de Valenzuela desde que se mudó a Brasil en el 2020. Llegó al país para crecer en su carrera de entrenador de fútbol, pero pronto se le presentó la oportunidad de ser árbitro. Uno de los colegas que conoció en el mundo del deporte es quien está ayudando al peruano ofreciéndole su casa, pues la suya se inundó y no puede volver para ver cuán dañado está su hogar.
“No hay cómo regresar a casa porque se ha perdido todo, fue cubierto por el agua. Gracias a Dios salí a tiempo, de lo contrario tal vez hubiese pasado algo peor. Mucha gente murió porque no llegó a salir. Yo, mi pareja y sus hijos quedamos a salvo, solo la casa se destruyó”, dice.
El compatriota es una de las más de 600.000 personas que se han visto obligadas a desplazarse debido a las inundaciones que afectan al estado de Rio Grande do Sul desde la última semana de abril. La tragedia, que los expertos y el gobierno brasileño vinculan al cambio climático, ha dejado hasta ahora cerca de 150 muertos, 130 desaparecidos y más de dos millones de damnificados.
En Porto Alegre, la capital estatal que quedó inundada por las aguas del río Guaiba, el peruano Miguel Angulo, de 33 años, cuenta que al menos 60 compatriotas se han visto directamente afectados por la crisis. Todos se comunican a través de un grupo de WhatsApp, donde intercambian información y se organizan para intentar recibir ayuda de las autoridades peruanas, que, hasta el momento, no les han brindado apoyo concreto.
“Nosotros hemos empezado a pedir ayuda de manera directa a través de varios compatriotas. Yo sé que se han comunicado con una parte de ellos, en realidad no sabemos si somos más porque muchos tienen problemas de conexión”, dice Angulo, becario de la Universidad Federal de Rio Grande del Sur.
Alrededor de 220 peruanos están registrados como residentes del estado de Rio Grande do Sul, según datos del consulado de nuestro país en Sao Paulo, que tiene jurisprudencia para el sur de Brasil. Sin embargo, el número total de compatriotas que vive en esa zona asciende a más de 2.000, informó a El Comercio la Embajada del Perú en el vecino país.
“Gracias a la información recolectada por el consulado general en Sao Paulo, con ayuda de la embajada y del consulado en Río de Janeiro podemos decir que, hasta ahora, aproximadamente 73 peruanos se han visto afectados por las inundaciones. De ellos, en torno a 14 han tenido que abandonar sus hogares: cuatro están en refugios colectivos y los otros 10 han sido alojados por parientes y amigos”, dijo a este Diario el embajador Rómulo Acurio.
Claman por ayuda
Angulo tuvo que abandonar su vivienda en la zona del centro histórico de Porto Alegre desde el lunes 6. Su momento de mayor preocupación llegó cuando, dos días antes, vio un mapa de Defensa Civil de Porto Alegre que mostraba que su casa era una de las que se iba a anegar. “Esa noche fue horrible, yo estaba esperando el momento en el que mi casa se llenara de agua, temiendo el momento en el que las conexiones de agua y la electricidad empezaran a fallar. Ya en otros barrios se habían empezado a inundar por agua, pero también por rupturas en las tuberías del desagüe. Demoré en salir porque no tenía a dónde ir”.
Pese a eso, nuestro compatriota dice tener suerte de ser un estudiante en Brasil. Como becario, se beneficia de un dinero mensual del gobierno del país y, aunque no tiene familia ahí, ha podido encontrar alojamiento en uno de los pocos municipios que no se han visto perjudicados. Otros connacionales, sin embargo, prácticamente lo han perdido todo.
“La mayoría de peruanos son personas que viven del trabajo cotidiano, tienen comercios que ahora ya no producen nada. Lo que más hemos recibido es ayuda de la ciudadanía brasileña. La comida de la gente hoy día no depende de la embajada, sino de la ciudadanía brasileña”, agrega Angulo.
Añade que recién este 14 de mayo recibió un mensaje vía e-mail en el que le enviaron un documento para realizar una solicitud de subvención económica para pedir ayuda económica para gastos de alimentación.
“Sin embargo, las necesidades son mayores que la comida, hay la necesidad de abrigo, sabiendo que la temperatura de hoy llegó a ser la más baja del año, y de medicamentos para algunos otros; e incluso de tener donde dormir. A esta hora, todavía hay muchos compatriotas que no reciben el mensaje, llamada o e-mail de la embajada. Otros compatriotas quieren retornar al Perú, porque Rio Grande do Sul continúa en estado de calamidad pública y siguen sin recibir atención de la Embajada”, explica.
Enriqueta Flores lleva 30 años viviendo en Brasil y dedicó los últimos 18 a su propio negocio: un salón de belleza ubicado a pocas cuadras de su casa en la localidad de Eldorado do Sul. “Yo perdí todo. Mi salón se inundó hasta el techo. Por 18 años conquisté un lugar con mi negocio y se vino abajo, lo perdí al 100%. Todo lo que había en mi casa también se perdió porque salimos con la ropa que teníamos en el cuerpo”, nos cuenta.
La peruana y su familia se encuentran ahora en casa de una amiga. “Me ha dado un techo para no estar en la calle”, comenta. Ella prácticamente va solo a dormir porque suele pasar casi todo el día ayudando en uno de los gimnasios que la autoridades han designado como albergues para los damnificados.
Flores señala que las autoridades peruanas se comunicaron con ella y le han dicho que desean ayudar a los compatriotas afectados, pero hasta este martes 14 no había claridad. “Solo llaman, pero no dicen cómo van a ayudar. No ha habido ninguna ayuda concreta”.
“La mayoría de los que estamos aquí, los inmigrantes, somos comerciantes. Muchos vendían ropa, tenían sus restaurantes. Ahora nuestros comercios se vinieron abajo, se perdió todo. Yo era el principal sustento de mi familia con mi salón de 18 años. ¿Ahora qué queda? ¿De qué se va a vivir?”, lamenta.
Temor por lo que viene
Como si las pérdidas no fueran suficientes, los connacionales están aún más preocupados pues las lluvias aún no cesan y los reportes de los expertos climatológicos apuntan a que el nivel de las inundaciones volverá a aumentar.
“Ya había bajado un poco el agua, pero ahora de nuevo está subiendo porque está lloviendo en otros lugares y el río está subiendo otra vez. ¿Cuántos días vamos a estar fuera de nuestras casas, necesitando ayuda? No lo sabemos”, dice Flores.
El peruano Raúl Valenzuela agrega que la alta probabilidad de que una tragedia vuelva a pasar pronto ha hecho que las autoridades prohíban el regreso a las zonas afectadas.
“Incluso están diciendo que va a ser peor de lo que ha pasado estas últimas semanas. A pesar de que ya bajó el agua, muchos lugares aún tienen tal cantidad que hace que solamente se pueda entrar con botes. Es de terror lo que aconteció acá, hasta ahora parece una pesadilla”, añade.
En vista de la magnitud de la tragedia climática en Rio Grande do Sul, las autoridades peruanas en ese país y la Cancillería nacional iniciaron este martes 14 el proceso para otorgar asistencia humanitaria de urgencia a los connacionales damnificados, informó a El Comercio el embajador de nuestro país en Brasil, Rómulo Acurio.
“Se trata de apoyos muy puntuales a aquellas personas que están en la situación más difícil. Empezamos ese proceso hoy y obviamente se va a continuar durante los días que dure esta situación”, dijo el diplomático que señaló que el plazo para entregar esa ayuda va a depender de las condiciones climáticas.
Agregó que las autoridades peruanas ya se han comunicado con 96 de los 220 compatriotas registrados como residentes en Rio Grande do Sul. “Los otros 100 ninguno ha tomado contacto con la embajada, queremos suponer que no están en dificultad”.
Detalló además que los representantes de nuestro país en Brasil han puesto a disposición de los compatriotas varios canales de comunicación y que sus esfuerzos en los últimos días se han centrado en asegurarse que Defensa Civil de Brasil sepa la ubicación y las necesidades de los peruanos más afectados, que, en su mayoría, son residentes del vecino país y tienen nacionalidad brasileña.
“Esta tragedia está cobrando una dimensión inesperada por la duración de la inundación. El propio gobierno brasileño está enfrentando un desafío de una dimensión que no imaginó”, agregó.
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