El martes se celebra el 199º Día de la Independencia de Brasil, festividad que se verá eclipsada por las marchas convocadas en las principales ciudades.
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De hecho, las fuerzas del orden ya se están preparando para que nada se les salga de las manos. Total, por un lado, se darán cita quienes apoyan al presidente Jair Bolsonaro y, por el otro, los que piden su renuncia.
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Y, como es costumbre de Bolsonaro, antes de que llegue el día, ya calentó el ambiente:
“Llegó la hora de decir el día 7 que nos volvimos independientes [...] Para decir que no aceptamos que alguien en Brasilia quiera imponer su voluntad”.
No fue lo único que disparó.
Según AFP, también señaló que las manifestaciones serían un “ultimátum” para los jueces de la Corte Suprema y del Tribunal Superior Electoral.
¿Por qué contra estas instituciones?
Ambas han abierto “varias investigaciones” en contra del mandatario “y su entorno, entre otras cosas por difundir informaciones falsas”.
Habrá que esperar a ver cómo se desarrolla la jornada de mañana en las ciudades más importantes de Brasil, entre ellas San Pablo y Brasilia.
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¿MANOTAZO DE AHOGADO?
La pandemia del coronavirus es uno de los grandes argumentos que tienen los opositores de Jair Bolsonaro para pedir su renuncia. Este, sin embargo, ha hecho oídos sordos a lo que no le conviene escuchar.
De hecho, para hacer sentir su peso, desde hace meses viene convocando a manifestaciones en la avenida Paulista (Sao Paulo), como aquella en la que se les vio junto a miles de motociclistas.
Mañana, según anunció, Bolsonaro se dará cita en Brasilia y, más tarde, en Sao Paulo. Su presencia, sin dudas, azuzará a las multitudes.
En Brasilia, muy cerca de él (tan solo a tres kilómetros) se llevará a cabo la marcha de sus opositores. En tanto que, en Sao Paulo, estarán a 5 kilómetros de encenderse la llama.
Según Al Jazeera, estas manifestaciones son el último recurso que tiene Bolsonaro para tentar una reelección. Siendo que Lula Da Silva se empieza a perfilar como el gran opositor y ganador de los comicios del 2022, el mandatario ansía que “estas protestas den energía a quienes lo apoyan”.
Por eso es que él espera que más de 2 millones de personas se den cita en la avenida Paulista, en lo que será “la marcha grande de todas sus marchas recientes, que convocaron a decenas de miles”.
Al Jazeera escribe: “Es una estrategia arriesgada para Bolsonaro en un momento en que las encuestas sitúan su índice de aprobación en un mínimo histórico de alrededor del 23 por ciento y el aumento del desempleo y la inflación han obstaculizado la recuperación pandémica de la mayor economía de América Latina”.
Y agrega: “El presidente también corre el riesgo de alienar a aliados clave, como el presidente del Congreso Arthur Lira, quien hasta ahora ha protegido a Bolsonaro de decenas de intentos de juicio político”.
Entre tanto, la agencia EFE recuerda una de las últimas declaraciones de Bolsonaro:
“Sobre los actos del 7 de septiembre [...] el gobernante apuntó: ‘Todos oirán el clamor de ustedes. Yo autorizo a quienes apoyan’, sin especificar el tipo de autorización”.
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