El expresidente Jair Bolsonaro, quien volvió a Brasil este jueves tras pasar tres meses en Estados Unidos, envió un primer mensaje al Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva y dijo que “no va a hacer lo que quiera con el futuro de la Nación”.
El líder de la ultraderecha había puesto rumbo a Estados Unidos el pasado 30 de diciembre aún en su condición de presidente, dos días antes de la investidura de Lula y con la clara intención de no entregarle el poder al mayor referente del progresismo brasileño.
Su regreso no movilizó a multitudes, pero algunos centenares de activistas del espectro conservador se dieron cita en el aeropuerto y en la sede del Partido Liberal (PL), en la que pronunció un breve discurso salpicado con críticas al Gobierno de Lula, a quien evitó citar por su nombre.
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Bolsonaro valoró la composición conservadora del Parlamento y la fuerza del PL, con 99 de los 513 diputados y 12 de los 81 senadores, y aseguró que esa formación liderará la oposición a Lula.
“Le mostraremos a ese personal (por el Gobierno), que por ahora y por poco tiempo estará en el poder, que no va a hacer lo que quiera con el futuro de la Nación”, declaró en la sede del PL a decenas de parlamentarios que le recibieron en su regreso a Brasil.
El presidente del PL, Valdemar Costa Neto, dijo que el partido ya tiene entre sus objetivos las elecciones municipales de 2024, en las que aspira a conquistar “el 60 % de las alcaldías” del país.
Según Costa Neto, Bolsonaro y su esposa Michelle, quien preside el capítulo femenino de esa formación, recorrerán el país a partir del segundo semestre de este año centrados en las municipales.
“El jefe aquí es Valdemar”, respondió Bolsonaro, quien se dijo dispuesto a “cumplir con la misión”.
El expresidente, sin embargo, tendrá sus primeros compromisos ante los tribunales. Está investigado en una decena de procesos que tramitan en la Justicia ordinaria y en otros cinco que están en la Corte Suprema.
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Uno de ellos investiga el asalto de miles de bolsonaristas a las sedes de los tres poderes el pasado 8 de enero, con la intención de forzar un golpe de Estado contra el Gobierno de Lula.
En esa acción penal, Bolsonaro figura como sospechoso de haber incitado esa rebelión y pudiera ser llamado a declarar en cualquier momento por el Supremo.
La semana próxima, deberá presentarse ante la Policía Federal, para esclarecer su conducta con unos valiosos obsequios que recibió de Arabia Saudí cuando era presidente y que, pese a lo que dice la ley, no entregó al acervo del Estado una vez que dejó el poder.
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