El papa Francisco inicia este miércoles una visita de cinco días a Colombia, donde tiene intención de enviar un mensaje de concordia a una sociedad muy polarizada tras más de 50 años de conflicto y que comienza un nuevo camino tras el acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC y el alto el fuego con el ELN.
El pontífice llegó a Bogotá el miércoles a las 04:10 p.m., 20 minutos antes de lo previsto, y se espera que visite al presidente Juan Manuel Santos a las 09:30 a.m. del jueves en la Casa de Nariño, sede del Ejecutivo colombiano.
Revive los mejores momentos de la llegada del papa Francisco:
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“Queridos amigos, por favor rueguen por mí y por toda Colombia, donde iré de viaje en búsqueda de la reconciliación y la paz en ese país”, escribió en la víspera el pontífice en la versión en español de su cuenta de Twitter.
Los esfuerzos del papa Francisco para consolidar el proceso de paz en Colombia empiezan a dar resultados antes del viaje: un cese de fuego entre el gobierno y el último grupo rebelde importante, el Ejército de Liberación Nacional (ELN).
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Además, el Clan del Golfo, la banda narcotraficante más poderosa de Colombia, comandada por un ex paramilitar buscado por Estados Unidos, anunció el martes que está dispuesta a someterse a las autoridades tras casi dos años de intensa cacería policial.
El domingo “recibimos del jefe del Clan del Golfo una manifestación expresa de la voluntad (...) de someterse a la justicia él con todos sus hombres”, anunció el presidente Juan Manuel Santos en un discurso en la sede de gobierno.
Si el anunciado sometimiento se logra cristalizar, Colombia quedaría a un paso de la paz total porque la que era la mayor guerrilla del país, las FARC, se desmovilizó y ahora es un partido político llamado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, que tiene como presidente a Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”.
Si bien se enfocará en Colombia, habrá presiones sobre Francisco para que se refiera a la crisis política y humanitaria en la vecina Venezuela, donde el Vaticano intentó en vano ser el mediador de las conversaciones entre la oposición y el gobierno del presidente Nicolás Maduro, calificado de “dictadura” por la jerarquía católica local.
A continuación, un vistazo a lo que se puede esperar durante el viaje de Francisco, el tercero de un papa a Colombia:
SANAR HERIDAS
En el último tramo de las conversaciones de paz entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Francisco planteó un desafío público a los negociadores reunidos en Cuba: “No tenemos el derecho de permitirnos un fracaso más en este camino de la paz y la reconciliación”, les dijo en 2015 desde la Plaza de la Revolución en La Habana.
Y finalizó con una promesa: Una vez firmado y ratificado un acuerdo, visitaría el país de abrumadora mayoría católica para ayudar a consolidarlo.
Francisco cumple su promesa con este viaje, en el que espera promover la reconciliación entre víctimas y victimarios. Puede resultar difícil, dadas las divisiones que condenaron un referendo sobre el acuerdo inicial en 2016 y que persisten después de la aprobación por el Congreso de un acuerdo modificado en 2016.
El viaje incluye un encuentro de reconciliación en la ciudad central de Villavicencio, cerca de un antiguo reducto rebelde.
MEDIOAMBIENTE
Francisco difícilmente podía viajar al borde de la Amazonia sin pronunciar un mensaje enérgico por el cuidado responsable del planeta, dado que el ambientalismo ha sido una prioridad de su pontificado. Enormes territorios de la selva y las zonas mineras de Colombia que eran inaccesibles durante el conflicto —y por lo tanto estaban protegidas —están listas para ser explotadas. El primer papa latinoamericano ha lamentado con frecuencia que los pueblos indígenas y los más pobres son los más afectados cuando llegan las multinacionales y trastornan ecosistemas delicados. Se prevé que Francisco hable sobre el ambiente y su encíclica “Laudato Sii” de 2015, en la cual advierte que el sistema económico “estructuralmente perverso” vigente podría transformar la tierra en una “inmensa pila de basura”.
VENEZUELA
El Vaticano dice que no están previstas audiencias oficiales con los obispos venezolanos, que se reunirán con sus hermanos de todo el continente en Bogotá. Pero difícilmente podrá ignorar a los miles de refugiados venezolanos que han cruzado la frontera para huir de la falta de alimentos y medicamentos, la inflación galopante, la violencia política y uno de los índices de homicidios más altos del mundo. El Vaticano inicialmente trató de mostrarse neutral con respecto a Venezuela, cuando mediaba en las conversaciones entre gobierno y oposición que finalmente fracasaron. La neutralidad se acabó el 4 de agosto cuando la Santa Sede se negó a reconocer una nueva asamblea constitucional omnipotente y partidaria de Maduro, y pidió su suspensión porque “fomenta un clima de tensión y enfrentamiento”. El Vaticano exigió que todas las partes _”en particular el gobierno”_ respeten los derechos humanos fundamentales y la constitución vigente.
MEDELLÍN
Antes de adquirir notoriedad por sus carteles homicidas del narcotráfico, Medellín, la segunda ciudad más importante del país, era célebre en círculos católicos por haber sido sede en 1968 de una conferencia episcopal regional que definió lo qué significaba ser católico en América Latina. La reunión, inaugurada por Paulo VI en la primera visita de un papa al continente, ratificó que la misión rectora de la iglesia era la “opción preferente por los pobres”. Francisco, un jesuita argentino, se formó como sacerdote en ese ambiente y evidentemente lo ha hecho suyo, ya que los pobres y los marginados de la sociedad son el foco de su ministerio. Es por eso que, probablemente, se referirá a la importancia histórica de Medellín para la iglesia de su continente natal. “Medellín es un enorme símbolo en términos de definir a la iglesia en América Latina”, dijo Rafael Luciano, profesor de teología en la Universidad Andrés Bello de Caracas.
“ESCLAVO DE LOS ESCLAVOS”
El último día de Francisco en Colombia será, en más de un sentido, el más personal: rendirá homenaje a otro jesuita, San Pedro Claver, un misionero español del siglo XVII que defendía a los esclavos africanos que arribaban al puerto colonial de Cartagena, algo que durante siglos le ha granjeado la admiración de papas y activistas por los derechos humanos. Francisco rezará ante la tumba de Claver y colocará la primera piedra en la obra de nuevos hogares para indigentes en un barrio pobre de Cartagena. Claver, que se declaró “esclavo de los esclavos para siempre”, podría servirle de punto de partida para reflexionar sobre el racismo, la discriminación y las secuelas de la esclavitud africana en el continente americano.Fuente: Agencias
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