En abril pasado, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ordenó a “El Nacional” indemnizar a Diosdado Cabello, uno de los hombres claves del chavismo, con el equivalente a 13,2 millones de dólares “por daño moral”. Y en mayo, los militares tomaron la sede del diario en Caracas y desalojó a los trabajadores que se encontraban ahí, como parte de una orden de embargo.
Pese a no tener edificio ni papel donde imprimir, el emblemático medio de comunicación sigue informando desde Internet y denunciando los atropellos del régimen de Nicolás Maduro.
Desde España, su presidente-editor, Miguel Henrique Otero, habló con El Comercio sobre cómo el chavismo ha ido, durante los últimos 19 años, minimizando sistemáticamente a la prensa opositora.
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- ¿Ya no quedan medios independientes en Venezuela?
En el caso de la radio y la televisión, ellos simplemente están autocensurados porque siguen teniendo los mismos propietarios, pero apenas saquen algo que al gobierno no le gusta, pues les quitan la frecuencia o ponen unas multas impagables. Los medios impresos que quedan han migrado a Internet, porque el régimen hizo que adquirir el suministro de papel fuese algo prohibitivo, mientras que diarios grandes como “El Universal” y “Últimas Noticias” los compró el gobierno con dinero público. Entonces, en Venezuela el acceso a la información libre es muy limitado. Nosotros en “El Nacional” nos defendemos con nuestra página web, el Whatsapp, Twitter y Facebook, pero hay páginas que están siempre bloqueadas, como Infobae o NTN24. Algunas web combativas que existen están en Miami o en Bogotá. El 60% de la población venezolana solo se entera de las cosas a través del canal del Estado, entonces es prácticamente un país apagado para el flujo de información.
- ¿Cómo fue el camino para llegar a esta situación? ¿En qué momento Chávez dio las primeras señales para controlar los medios?
Al inicio, en su campaña electoral él defendía la libertad de expresión. Pero cuando pasó al modelo autoritario, entonces poco a poco fue enfrentándose a los medios. Y eso ha estado acompañado de violencia, de utilización de los tribunales, de una ola represiva sobre los medios y los periodistas. Pero lo primero que hizo específicamente fue hacer una legislación para controlar a los medios. Como la radio y la televisión funcionan con concesiones del Estado, entonces crearon la Ley Resorte, que le daba criterio discrecional al organismo regulador para quitar licencias y frecuencias.
El primer gran acontecimiento dentro de esa línea fue el cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), el canal más grande e importante del país, al que no le renovaron la frecuencia, entonces lo sacaron del aire. Ese fue el camino para ir generando autocensura, pues los otros canales simplemente se silenciaron. El régimen no estatizó o expropió. El modelo es la hegemonía comunicacional, que es el modelo cubano en el largo plazo.
- Lo de RCTV fue el gran golpe, ¿pero cómo fue el pistoletazo inicial, el comienzo del asedio?
La confrontación verbal. Chávez tenía esos programas interminables de “Aló Presidente” y empezó a enfrentar directamente a los medios. El aparato gubernamental dejó de permitir que los medios independientes fueran a las conferencias de prensa. Fue una estrategia para que los medios fueran más críticos. Entonces, cuando se publicaban denuncias fuertes de corrupción o irregularidades, entonces el régimen salía diciendo que éramos golpistas.
- Una reciente encuesta de IPSOS muestra que el 17% de los peruanos está a favor de que el gobierno controle los medios. ¿Hubo alguna encuesta o estudio en Venezuela que mostrara que parte de la ciudadanía estuvo a favor de la política chavista de enfrentarse a los medios?
No que yo sepa. Los medios han empezado a tener mala imagen a nivel global, no solo en nuestros países. Pero la característica de los medios en Venezuela era distinta. Muchos canales de TV eran empresas familiares que competían entre ellos, pero no eran propietarios de radios o periódicos. Y los periódicos eran grupos familiares que competíamos, pero no teníamos ni radio ni TV. Desde el punto de vista del pluralismo, era un modelo ideal porque ninguno era parte de un conglomerado financiero. Sí había diferentes versiones, es decir, unos más progresistas, otros más de derecha. Entonces, la gente tenía credibilidad sobre los medios y juzgaban por su propio criterio.
- El chavismo, entonces, se enfrentó a esa credibilidad...
Claro. Los medios terminan en una sola línea cuando Chávez los confronta y decide irse por el modelo autoritario. No es que los medios se consorcian y deciden crear un lugar común para establecer las líneas editoriales. Los medios empezamos a defendernos y Chávez nos acusó de golpistas porque éramos críticos.
- Ahora vivimos una era de ‘fake news’ alentados por populismos de izquierda y derecha. La prensa independiente se convierte es una sombra para los gobiernos autoritarios...
Los gobiernos autoritarios se enfrentan con los medios, eso es automático. En el caso de Venezuela, el propio régimen tiene unas estructuras para generar noticias falsas muy desarrolladas, ellos no pueden acusarnos a nosotros de hacer eso, eso lo hacen ellos. Por ejemplo, tenemos estudios donde unas ‘fake news’ que perjudicaban a la oposición venían de tuiteros y de usuarios de Instagram en Turquía. Todo eso es una estructura mediática, con ‘trolls’ e ‘influencers’, que es montada por el régimen.
- La prensa está pasando por un período muy crítico en América Latina. También lo vemos en Nicaragua, México, Brasil o Bolivia. ¿Cómo se explica esta situación de enfrentamiento entre los gobiernos y la prensa?
La crisis de los medios tienen dos vertientes en América Latina. La primera va marcada por las intenciones autoritarias de los gobiernos populistas, y la otra es la crisis global de los medios, que es el tema de la migración a Internet, que quizá aumenta la audiencia pero destroza el modelo de negocio. En el caso nuestro, la crisis de Internet es inaplicable, porque a nosotros nos han ido minimizando, quitándonos el edificio, dejándonos sin papel y poniéndonos multas.
- ¿Cuál es el reto más grande para ser periodista ahora en América Latina y en Venezuela?
Venezuela no es el ejemplo. En general, los venezolanos sienten que no tienen futuro con ese régimen, y es irrelevante que estudien Periodismo o Ingeniería, y por eso se van, sobre todo los jóvenes. Estamos en una crisis tan grande, que nosotros teníamos 22 escuelas de periodismo, y yo no sé en qué estado están ahora, porque se fueron los profesores. La tragedia de Venezuela pasa por encima de esos argumentos. Es un país donde los medios han ido encogiéndose. Si cambia el régimen, entonces yo creo que Venezuela va a resurgir en el área periodística, porque ahí están los medios, están los mismos dueños de antes.
- ¿Cómo se puede recuperar la credibilidad de estos medios que se han autocensurado?
Se recuperarán. Volverán a ser críticos, volverán a hacer periodismo.
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