Sídney.- Tras una ronda de desgarradores testimonios de unas 90 víctimas y supervivientes, el autor confeso de la masacre supremacista en dos mezquitas de Nueva Zelanda decidió este miércoles no tomar la palabra a la espera de conocer el jueves la condena por la masacre en la que murieron 51 personas.
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El australiano Brenton Tarrant, que se enfrenta a 51 cargos de asesinato, 40 de intento de asesinato y uno por terrorismo, poco ha dicho frente a los tribunales desde que fue detenido después de atacar con armas semiautomáticas las mezquitas de Al Noor y Linwood en la ciudad de Christchurch el 15 de marzo de 2019.
Tarrant, quien retransmitió parcialmente la masacre y publicó en las redes sociales su ideario supremacista, solo ha hablado en unas vistas preliminares el pasado marzo para declararse inicialmente inocente y después culpable, lo que le evitó un largo juicio con alegatos de las partes.
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El acusado, que despidió a su abogado y asumió su representación legal el pasado julio, tenía la posibilidad de relatar las motivaciones del ataque y airear sus ideas supremacistas durante el proceso condenatorio, que comenzó el lunes y concluirá mañana en el Tribunal Superior de Nueva Zelanda de Christchurch.
Pero este miércoles, al término de los testimonio de unos 90 supervivientes y familiares, Tarrant, de 29 años, rechazó hacer uso de su derecho a la palabra, según confirmaron a Efe fuentes judiciales.
En su lugar, hablará brevemente el abogado de oficio, seguido del fiscal de la Corona y la abogada asistente del proceso, antes de que el juez Cameron Mander emita su condena, que se espera sea de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional.
Cara a cara con el “héroe”
Los tres días de testimonios de las víctimas, a las que Tarrant escuchó impasible encerrado en un cubículo con paredes de cristal, estuvieron marcados por emociones fuertes y encontradas como el dolor, la indignación, la rabia y la compasión, así como también la dignidad, el orgullo y el empoderamiento.
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“Él actuó rudamente, pero para ser honesto, él no es nada”, dijo este miércoles Abdul Aziz Wahabzadah, quien enfrentó al supremacista con una máquina lectora de tarjetas de crédito y después le arrojó una de las armas que usaba el atacante contra el cristal de su coche antes de que huyera de Linwood.
“Vi el miedo en sus ojos cuando huía por su vida, su señoría”, remarcó Wahabzadah, quien después se dirigió al acusado para desafiarle con la frase: “Tú nunca olvidarás estos ojos de los que huíste”.
Esta acción heroica, que permitió la detención de Tarrant, fue reconocida por el juez Mander, quien dijo: “Señor Wahabzadah, antes de que se vaya (quiero decirle que) he visto el vídeo y quiero reconocer su valentía”.
El niño de tres años que quería ser policía
Por el contrario, Tarrant solamente escuchó una y otra vez que lo llamaron cobarde por atacar a musulmanes indefensos que oraban en las mezquitas, entre ellos niños como Mucaad Ibrahim, de tres años, a quien disparó mientras se aferraba a la pierna de su padre.
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“Has matado a mi hijo, pero para mí has matado a toda Nueva Zelanda”, le reclamó a Tarrant Aden Diriye, padre de Mucaad, la menor de las víctimas.
“Sé que la verdadera justicia te espera en la próxima vida y se que será más severa. Nunca te perdonaré por lo que hiciste”, le espetó Diriye, quien recordó que a su hijo le gustaba jugar a ser policía.
Otro padre dolido, el ex maestro de escuela John Milne, cuyo hijo de 14 años fue asesinado en el atentado, le pidió al juez que “envíe a Brenton a Australia”, a pesar de que esta decisión recae en los gobiernos y no en los tribunales.
“Estás perdonado incondicionalmente Brenton”, le dijo a Tarrant este ex maestro de escuela, al instarle durante su desgarrador y emotivo testimonio que cuando muera y potencialmente vaya al paraíso “le pidas perdón a Sayaad”, su hijo fallecido.
Pero Ahad Nabi, hijo de otra víctima, le pidió al juez Mander que “este parásito del mundo nunca salga libre de la prisión”.
En el proceso, un representante de las víctimas y comunidades musulmanas detalló el impacto del ataque en la sociedad, que ha provocado miedo en las minorías, una menor asistencia a las mezquitas, así como el incremento de la actividad racista en el aniversario de la masacre.
Fuente:EFE
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