Torneos cancelados o suspendidos, largos meses de inactividad, fútbol sin público, estadios fantasmales, ingresos desplomados… El 2020 ha sido un año funesto para la humanidad y desde luego el deporte no podía esquivar al coronavirus, lo sufrió horrores. Su músculo fabuloso lo hizo salir adelante, con muletas, pero ahí está, andando. Hubo pocas rosas, muchas espinas.
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* Pionera. La francesa Stéphanie Frappart, de 36 años, se convirtió en 2019 en la primera mujer en arbitrar una final de fútbol masculino, Chelsea-Liverpool, por la Supercopa de Europa. En diciembre de 2020, de nuevo como primera, dirigió un partido de Champions: Juventus 3 - Dinamo Kiev 0. Y estuvo impecable. Ya lo había anticipado: “Quiero arbitrar en Primera por mis condiciones, no por ser mujer”. Abrió un camino, otras la seguirán. ¡Parabienes…!
* Bochorno. Del Barcelona, en cuartos de final de la Champions League: cayó 8 a 2 en Lisboa ante el Bayern Munich. De esos resultados que se recuerdan durante un siglo, por la estatura de los contendientes. Fue una masacre futbolística.
* Salvadora. Tantas veces vilipendiada, esta vez merece mención de honor: ante el derrumbe económico de los clubes y las asociaciones, la televisión salvó al fútbol. Siguió pagando y gracias a ello se pudieron cumplir los contratos de los jugadores y sostener la estructura de una industria que mueve a millones de personas.
* Paliza. El 6 a 1 de Ecuador a Colombia en la Eliminatoria. Le costó la cabeza a Carlos Queiroz, aunque para el fútbol colombiano quedarse con que es sólo un problema de técnico sería pifiar el diagnóstico. La canción de que hay un plantel maravilloso ya no suena bien. A partir de ahora hay que demostrar.
* Impacto. La sorpresiva (y no tanto) muerte de Maradona causó un impacto universal jamás visto. Y era un futbolista. Mediáticamente fue una bomba atómica: ocupó todas las portadas del mundo. “La muerte de Kennedy también”, agregó alguien. Muy distinto: ahí la noticia era el asesinato del presidente de los Estados Unidos. Si se llamaba Morgan o Williams también desataba una tormenta periodística. Y los homenajes recibidos por el 10 sobrepasaron todo lo imaginable. Ningún deportista generó tales demostraciones.
* Justicia. La elección de Robert Lewandowski en el premio The Best 2020 de la FIFA. El notable goleador polaco se quedó injustamente sin el Balón de Oro porque France Football decidió no entregarlo este año a causa de la excepcionalidad que provocó la pandemia. No podía haber sorpresas de ninguna índole: fue figura del equipo sensación (Bayern Munich), ganó los cinco torneos que disputó (Bundesliga, Copa y Supercopa de Alemania, Champions y Supercopa de Europa) y marcó 64 goles. Nunca tan merecido.
* Pésima. La utilización del VAR en muchas partes del mundo está estropeando la reputación de una herramienta maravillosa, ideada para ayudar y adecentar los arbitrajes. No lo está consiguiendo en gran medida por la ineptitud de los mismo árbitros de VAR. O por otras causas... Lo peor está en el tema de las manos en las áreas, se interpreta de muchas maneras. Y siempre se benefician los mismos (el fútbol español es un reflejo). ¿Cómo en Inglaterra sí se usa con acierto y discreción…?
* Desastre. El del FC Barcelona a nivel institucional, que fue derivando en un colapso deportivo, cuyo punto cúlmine ha sido ese 2-8 ante el Bayern. La horrorosa dirección del club determinó que por primera vez en 121 años de historia los socios sacaran al presidente -Josep María Bartomeu-. Economistas de prestigio como Gay de Liébana opinan que está en una situación gravísima, con deudas que superarían los mil millones de euros y que, aún haciendo muy bien las cosas, al nuevo presidente le demandaría cuatro o cinco años estabilizar las finanzas y comenzar un repunte deportivo. Los catastróficos fichajes son el motivo esencial del hundimiento.
* Revelación. Del fútbol ecuatoriano. Primero, con Independiente del Valle a nivel de clubes, campeón de la Copa Sudamericana en 2019 y animador de la Libertadores 2020. Luego a través de su selección, de notable presente en la Eliminatoria. A diferencia de otros medios, surgen jugadores en Ecuador, con extraordinario biotipo físico, buen fútbol y, sobre todo, personalidad. No se achican. Se apuntó como sólido aspirante a un cupo para Catar 2022.
* Freno. Tal vez fue una temporada opaca y nada más, pero este año Kilyan Mbappé detuvo en seco su evolución. Se pensó que ya era el sucesor de Messi y Cristiano Ronaldo, que el Paris Saint Germain le quedaba chico, sin embargo entró en una meseta, en goles, y sobre todo en juego. En todo el tramo final de la Liga de Campeones dio una imagen de jugador común, normal, bueno, pero sin aristas notables. Y en la final perdió algunas ocasiones de modo ramplón. Ojalá resurja con todo en 2021.
* Extraña. No sólo se suspendieron la Copa América y la Eurocopa, por primera vez en 61 años de disputa, no habrá un campeón de Libertadores en año calendario. Esta vez, el ganador de 2020 se conocerá el 30 de enero de 2021.
* Ascenso. El de dos entrenadores que subieron varios escalones en la consideración general. Hansi Flick, DT que tomó al Bayern Munich en crisis y lo convirtió de inmediato en una aplanadora. Su bajísimo perfil quizás le escamoteó el premio al estratega del año de la FIFA, ganado por Jürgen Klopp (un fenómeno, pero que también sabe moverse entre los medios y es un mimado de los periodistas). Que Flick fue el suceso del año como conductor lo saben hasta quienes votaron a Klopp. Fenomenal trabajo, campeón de todo, modesto, ubicado. El otro es Gustavo Alfaro. Tenía una trayectoria correcta, pero asumió en Ecuador y en cuatro partidos pasó a ser “el” técnico de la Eliminatoria. Estudioso, táctico, motivador, rápido de reflejos.
* Descenso. El de Alianza Lima, para muchos el equipo con más hinchas del Perú. Contó con el presupuesto más alto del torneo, fichó mucho y los hinchas de los demás cuadros decían “Bueno, que le den la copa y ya”. Pero a pesar de haber jugado todo el año sin salir de Lima, se fue a la “B”. Lo de siempre, las malas contrataciones funden clubes y los llevan al cadalso. Ningún mal es peor en el fútbol. Si no, preguntar en Barcelona por Coutinho, Griezmann y Dembelé.
* Repetida. Una vez más la Copa Libertadores será definida por argentinos y brasileños: Boca-Santos y River-Palmeiras. Si bien son nombres jerárquicos, la reiteración genera desinterés en los demás. Muchas voces dicen “Hay que hacer algo”, e insisten en quitarles cupos a Brasil y Argentina. ¿Esa es la solución, igualar para abajo? Durante 40 años se otorgaron 2 plazas por país y también ganaban los mismos. Lo que debe hacer el resto es crecer, no esperar que les corten las piernas a los grandes.
* Acierto. El de haber puesto lonas con dibujos de público y sonido ambiente de cancha en los partidos a estadio vacío. Disimula muy bien para el televidente la falta de ese punto esencial que es el público en este juego. Caso contrario, en silencio y con tribunas vacías, el fútbol sería inmirable.
* Récord. Justo al culminar el año, Lionel Messi batió la marca de Pelé marcando 643 goles para un solo club. Un número increíble en un club que es una catedral. Pero más valiosa todavía es la fidelidad: 17 años con la misma camiseta.
* Máquina. El Bayern Munich versión 2020. Grandes jugadores, colectivismo, intensidad, mentalidad ganadora, agresividad, estado físico, ambición. Todo lo que puede aspirar un hincha de su equipo.
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