El Congreso ha demostrado, una y otra vez, su incapacidad para proponer soluciones efectivas para la larguísima lista de problemas del país y una profunda miopía para identificar las consecuencias negativas de los ‘remedios’ que propone. Sin embargo, hasta ahora se las había ingeniado para evitar mayormente que el costo de arreglar algo pase por arruinar lo que funciona muy bien. Pero esto puede cambiar con el proyecto de ley que busca forzar al Banco Central de Reserva (BCR) a comprar oro que producen los mineros ilegales para evitar que este sea exportado a Bolivia y, desde ahí, comercializado al mundo.
¿Para qué destinaría el BCR ese oro con cero trazabilidad, posiblemente proveniente de mineros que operan ilegalmente en áreas concesionadas a mineras formales? La idea de la Comisión Especial Capital Perú, que preside Jorge Montoya, y del proyecto de ley del acciopopulista Jorge Luis Flores Ancachi, es que el BCR incremente la cantidad de oro en las reservas internacionales netas (RIN) porque, según Montoya, “el oro es mejor que el dólar”.
El congresista defendió esa posición el martes en una sesión de ese grupo de trabajo, incluso después de que el gerente central de Estudios Económicos del BCR, Adrián Armas, explicara que un país productor de oro como el Perú requiere menos de este mineral en sus reservas o que es preferible que las RIN tengan una mayor proporción de valores más líquidos que el oro, que puedan ser utilizados rápidamente para proteger la estabilidad financiera, su objetivo primordial.
Tampoco pareció convencido luego de que Armas explicara que, para comprar ese oro, el BCR tendría que imprimir billetes, expandiendo la emisión primaria; es decir, inyectando liquidez a la economía y generando el riesgo de que se incremente la inflación, una explicación que debería haber persuadido a cualquiera que haya vivido los efectos de la maquinita en los años 80.
En algún momento de la sesión, Montoya reconoció que “somos ignorantes en macroeconomía”, para segundos después seguir defendiendo este sinsentido, sin llegar a explicar cómo es que exactamente una compra masiva de oro ilegal por parte del Estado, ya sea el BCR o el Banco de la Nación, lograría formalizar a este sector y cómo se evitaría que cunda la corrupción en estas adquisiciones.
Hay pocos espacios que se han mantenido inmunes al poder destructor del Congreso como el BCR. Que se puedan debatir medidas absurdas como esta, y que el riesgo de que se aprueben no sea bajo, nos recuerda la necesidad de que se cree una oficina de estudios económicos en el Parlamento, que evite que congresistas que se reconocen como ignorantes puedan legislar sin medir las consecuencias de sus decisiones.