Hay películas que marcan época y, con suerte, tendencias. Un caso es la película de culto “Volver al futuro” (“Back to the Future”, en inglés), cuya saga completa nos llevó en un viaje por el tiempo que empezaba en el lejano 1985 cuando muchos, como esta columnista, estábamos en la primaria.
Pensar en el año 2025 en 1985 se sentía tan lejano que casi sonaba a ciencia ficción. Porque en ese momento la percepción del tiempo no era tan vertiginosa como hoy. Para empezar, las computadoras personales (PC), como la Commodore 64 y la Apple Macintosh, no eran masivas, pues eran muy caras. Y no estaban conectadas a Internet. Peor aún, Internet no era un término conocido por el público general. Las referencias a Internet en las películas eran casi inexistentes, y solo era explorada en películas más como ciencia ficción que como algo realista o cotidiano.
Ese mundo lento de 1985, sin embargo, sirvió para crear una ficción en la que se podía viajar por los siglos, hacia atrás y hacia adelante, en un auto hiperveloz similar al Tesla que presentó este año Elon Musk, y que en la película de Robert Zemeckis se llamaba DeLorean.
Parece, entonces, que hay una relación entre nuestra capacidad de desear el futuro y nuestra percepción del tiempo: el pasado fue, el presente no es sino fugacidad y el futuro es siempre un lugar al que queremos llegar con más frecuencia. Tal vez por eso se pueda decir con lógica que “el tiempo es futuro”.
Lo que mejor sintetiza esa tentación nuestra hacia el futuro es lo que encierra en sí el verbo proyectar. Proyectar es hacer proyectos, imaginar cosas hacia el futuro y, cuando este llegue, hacerse presente.
Y hoy, habiendo cerrado el 2024, se puede decir que el futuro está ahí, a la mano y a la mente, deseando que lo deseemos.
Hay quienes creen que es mejor no dedicarse a desear el futuro para evitar la frustración. Yo, en cambio, creo, como Woody Allen, que es mejor gustar del futuro y tratar de otearlo con más frecuencia, para modelarlo a nuestro gusto.
Además, como nunca, hoy tenemos a la mano herramientas que nos permiten viajar en el tiempo, ya no en el auto fantástico de “Volver al futuro”, sino gracias a las predicciones que la IA y la ‘big data’, cada vez más cercanas, nos facilitan.
Proyecte un buen 2025. Desde aquí lo ayudaremos con las tendencias más realistas vinculadas a la ciencia y la tecnología porque seguro, como a mí, a usted le interesa el futuro porque es el sitio donde vamos a pasar el resto de nuestras vidas, tal y como dice Woody Allen.