Dicen que la mejor definición de tener poder estriba en la capacidad de influir y de ejercerlo más allá de enunciarlo. Y eso se aplica a varios escenarios, incluyendo naciones como las que hoy visitan al Perú en el marco de la reunión APEC 2024. Lo que pasa en naciones como EE.UU. o la República Popular China nos impacta, y claro que eso es una muestra de poder. Una muestra que, a veces, puede ser concreta y otras más ‘soft power’.
Por eso, las recientes elecciones en EE.UU. tienen influencia en el resto del mundo, no solo por las relaciones comerciales que ese país tiene con sus distintas contrapartes, sino también porque sus buenas prácticas suelen considerarse dignas de ser emuladas por las llamadas clases dirigentes del país y de otras latitudes.
En ese sentido, vale la pena una reflexión inicial sobre la creación del llamado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE por sus siglas en inglés), que con tanta resonancia se ha anunciado hace unas horas por el otra vez presidente de EE.UU., Donald Trump. La creación de esta instancia llama la atención no solo porque será liderada por el ‘rockstar’ de la tecnología mundial, Elon Musk, sino porque el mandato que arropa al DOGE se orienta al adelgazamiento del Estado en pos de una respuesta más rápida a las demandas de los ciudadanos.
Y, como ya es costumbre en el caso de Musk, la confirmación de su nombramiento viene siendo discutido en su red social X, en la que los comentarios van desde la celebración hasta el temor. Nada extraño resulta, por otro lado, encontrar ese péndulo de opiniones, considerando cuán controversial es Musk. Por ejemplo, ante la solicitud de ideas o comentarios que Musk les viene pidiendo a los ciudadanos estadounidenses en X, son curiosos los comentarios que le preguntan por la vigencia del llamado ‘Gobierno Abierto’.
Implementado en el 2009 por el expresidente estadounidense Barack Obama, el paradigma del ‘Gobierno Abierto’ es para varios estados del mundo un verdadero modelo de gestión por seguir, que rescata la necesidad de involucrar a los ciudadanos en una serie de decisiones públicas, a través del uso de canales digitales o redes sociales. ¿Podrá el nuevo paradigma basado en la eficiencia mantener las mismas aspiraciones de transparencia, colaboración y participación que implementó el ‘Gobierno Abierto’?
El DOGE simboliza el estilo de gobierno que Trump ha defendido durante su carrera política: un enfoque pragmático y empresarial, sin burocracia ni miramientos. La idea de “salvar a EE.UU.” desmantelando la burocracia resuena entre su base de votantes que critica la administración pública por ser ineficiente. La inclusión de Musk y Vivek Ramaswamy en este proyecto es una señal de que Trump está dispuesto a introducir figuras ajenas a la política tradicional para alcanzar sus metas.
Sin embargo, queda por ver si el DOGE podrá cumplir su misión de remodelar la administración pública o si, como han sugerido algunos críticos, este movimiento no es más que un espectáculo. Sea cual sea el resultado, está claro que la próxima administración estadounidense será testigo de un experimento gubernamental sin precedentes, en el que la eficiencia, la eficacia y la innovación se enfrentarán a la tradición y la estabilidad.