En 1992, mientras la policía peruana celebraba la captura de Abimael Guzmán, el sanguinario terrorista a quien después de 12 años lograba doblegar; su homóloga colombiana enfrentaba una crisis y un escándalo de grandes magnitudes: La narcocorrupción había alcanzado a sus más altos oficiales.
La situación en Colombia era extrema, las FARC festejaban su cumpleaños 28, los paramilitares se reproducían en el campo, los narcotraficantes sembraban terror en las ciudades y la corrupción, como consecuencia de todas esas lacras, había corroído sin piedad la policía de ese país. En un momento, sus dirigentes hablaron de cerrarla para poder fundar una nueva organización policial. La opinión pública colombiana estaba realmente encrispada.
En estos días, sin embargo, el prestigio de la policía colombiana bordea el 50%. Y hoy, al final de la tarde en Paracas, en el marco del CADE 2014, escucharemos a uno de los oficiales que tuvo crucial participación en su reforma.
En 1995, en medio de la peor crisis, nuestro huésped, el general Óscar Naranjo fue nombrado director de inteligencia y contrainteligencia de la policía colombiana; un puesto fundamental para la tarea que su jefe, el general Rosso José Serrano, se había impuesto: ganarle a la narcocorrupción desarticulando el cártel de Cali. Serrano había asumido el reto, aparentemente imposible, de rescatar su institución; y Naranjo sabía cómo ayudarlo.
En 1993 había logrado dar con el escondite de Pablo Escobar que había escapado de la cárcel y estaba en guerra contra Colombia. Después de forzar los mil y un malabares diplomáticos, Naranjo consiguió que los alemanes le negaran el asilo a los familiares del narcotraficante; y cuando los tuvo, nuevamente, en su país los hospedó en un lugar en el que había sembrado los suficientes micrófonos para poder escucharlos. Su experiencia le decía que Escobar, tarde o temprano, se comunicaría con su hijo y así fue. La llamada permitió ubicar la ciudad donde el capo se escondía y acabar con él.
Naranjo fue el estratega en la desarticulación de los cárteles de Cali y Medellín. Es un policía experto en operaciones especiales, en inteligencia y contrainteligencia. Fortaleció el concepto de la policía especializada, capacitó, personalmente, a su gente. Su decisión y su éxito permitieron una mayor profesionalización de su policía y fue la pieza clave en la creación e implementación de la destacada inteligencia electrónica colombiana, dotada actualmente de la mejor tecnología.
En el 2007 asumió la dirección general y, entre otras cosas, acabó con la dirigencia de las FARC escondida en el monte. Las exitosas operaciones contra alias ‘Raúl Reyes’, ‘El Mono Jojoy’ y el máximo cabecilla ‘Alfonso Cano’ fueron diseñadas bajo su comandancia.
La seguridad no es un gasto, es una inversión, ha dicho diplomáticamente cuando le han preguntado sobre el régimen policial peruano de 24x24. Hoy tendremos la oportunidad de escucharlo, es un profesional que le ha dedicado tiempo a pensar en los problemas de su país y podrá aconsejarnos.