Me refiero a los extraordinarios logros que se obtuvieron en el primer balance, de solo los primeros 18 días, de un estado de emergencia previsto para 45 y ahora renovado por 45 más.
Fueron tan buenos los resultados obtenidos del 3 al 21 de febrero, que ya les pareció innecesario hacer otro al final de los primeros 45 días. Y se entiende. Si vas goleando 7 a 0 al minuto 18, ya el resto del partido está definido. Lo demás es puro trámite.
Es que nunca antes se ha visto, en ningún país del mundo, resultados tan extraordinarios y en tan breve plazo en materia de seguridad.
Así, en 18 días, 4.881 delincuentes fueron capturados: 3.978 en la capital y 903 en el Callao. Ojo, no son intervenidos; son delincuentes. Los intervenidos los anunció el ministro de Defensa y, para ese breve período, fueron 10.865. También una cifra pasmosa. Y no es la única de ese calibre que difundió Defensa. También intervinieron 9.157 autos, 2.892 motos, 1.497 minivans y 1.394 camionetas. Ojo, no para pedir papeles, sino enfocados en mejorar nuestra seguridad. Otro gol de media cancha.
Pero volvamos a Interior. Los 4.881 detenidos del que dan cuenta son delincuentes; o sea, personas con requisitoria judicial (se menciona la cifra de 694) y el resto lo fue en flagrancia (no hay otra opción). Ergo, unos y otros, derechito a la cárcel.
Para graficar mejor el portentoso trabajo realizado, se puede concluir que, en solo 18 días, han aumentado la cantidad de internos en todos los penales de Lima y el Callao en un 11,79%. Claro, no hay cómo mostrarlo porque la estadística del INPE solo llega hasta diciembre del 2021, pero eso es quedarse en los detalles.
Otra forma de verlo: en menos de tres semanas, la dupla de oro ha capturado en Lima y el Callao a un número de delincuentes que supera, por lejos, la suma de internos de todas las cárceles de Arequipa, Moquegua y Tacna (3.626).
Para darse una idea adicional de la magnitud de lo hecho, Lurigancho es el penal con mayor capacidad de albergue del Perú y fue construido para 2.500 internos. Con la detención de casi el doble de delincuentes, en menos de tres semanas habría que construir de inmediato dos nuevos Luriganchos.
Y esto se ha expresado en resultados también fantásticos en la reducción del delito.
Empecemos por el robo de celulares, principal delito que afecta a la ciudadanía en su vida cotidiana, pues bajó en unos cuantos días en un 14,7%.
Los incrédulos dirán que las cifras del INEI más recientes de victimización en este rubro son de diciembre, por lo que no podríamos corroborarlo por ese medio. No hay tampoco estadística pública alguna de denuncias recibidas en comisarías. Y aun si las hubiere, no servirían como indicador porque el 84,5% no denuncia. Pero no caigamos en el desánimo, por algún lado deben estar las evidencias.
Sigamos con los homicidios, el delito más gravoso y difícil de bajar, uno que internacionalmente es considerado como el indicador más revelador de la situación de inseguridad de un país.
Pues nos dicen que disminuyeron nada menos que en un 38% en Lima, en comparación con la última quincena de enero, y que en el Callao ya solo hubo tres. Muy conservadoramente uno podría colegir que, con esta viada inicial, al día 50 ya en Lima se habrán reducido a menos de la mitad y que en el Callao serán cosa del pasado.
Claro, los escépticos se preguntarán de dónde salen esos guarismos. Es que la última información oficial sistematizada disponible está en “Homicidios en el Perú, contándolos uno a uno” que el INEI ha elaborado en conjunto con los ministerios de Justicia, Interior, el Poder Judicial, el Ministerio Público y la Policía Nacional. Muy valioso por la precisión que requiere una información tan relevante para evaluar políticas de seguridad y que debe cotejarse muy cuidadosamente para saber la verdad. Pero, por ello, se vuelve lentísimo ofrecer resultados debidamente contrastados. De hecho, los últimos son del 2018 y pronto saldrán los del 2019.
¿Será tal vez la información del Sistema Nacional de Defunciones que sí se actualiza diariamente? No, tampoco es posible, porque conforme la data se acerca a la fecha actual, aumenta significativamente el número de fallecidos cuya causa se desconoce.
Aun así, no hay que ser mezquinos. Algún día nos mandarán el link oficial de donde la obtuvieron y todo quedará aclarado. No es culpa de los que vienen obteniendo resultados tan impactantes que un investigador mediocre aún no encuentre la fuente oficial que los sustente.
Y hay más. En Lima, el decomiso de pasta básica de cocaína y cocaína se incrementó en un 32,9% y un 41,1%, respectivamente; en tanto que en el Callao lo hizo en un 201% y un 699%. ¡Así como lo leen!
Es apabullante. Al ritmo que el binomio PNP/FF.AA. produce resultados (asumimos que todos debidamente documentados), al concluir la ampliación adicional el Perú será la envidia de América Latina.
¡El verdadero milagro peruano! ¡Palabra de maestro!