El presidente Pedro Castillo ha solicitado al Congreso presentarse este martes 15 de marzo. Aníbal Torres, presidente del Consejo de Ministros, adelantó la motivación. Hay, dijo, una “inseguridad política” que nos está afectando, económica, política y socialmente.
Lejos de arrojar luces sobre la situación política, Torres echa más leña al fuego. Ha dicho que la inestabilidad política se debe a que hay sectores que no reconocieron el triunfo electoral de Pedro Castillo y que, desde el primer día, están pensando en vacarlo (TV Perú 12/3/2022).
Es verdad que hay sectores que no reconocieron el triunfo de Castillo. Pero, no es verdad que eso genere inseguridad política.
La incertidumbre parte, exclusivamente, de la mala gestión gubernamental del presidente Castillo. La elección de ministros censurables, el cambio de gabinetes, la designación de funcionarios no idóneos, así como el discurso flamígero sobre una asamblea constituyente no se deben a la oposición, sino al Gobierno.
No fue la oposición la que nombró a Guido Bellido, Iber Maraví, Luis Barranzuela, Carlos Gallardo, Walter Ayala, Juan Silva, Héctor Valer, entre otros.
No fue la oposición la que llevó a Palacio de Gobierno a Bruno Pacheco, su ex secretario general. En la repisa de su baño en Palacio se encontraron US$20 mil.
No fue la oposición la que pidió a Karelim López organizar el cumpleaños de la hija del presidente o ir a la casa de Sarratea, donde despachaba Castillo.
El presidente del Consejo de Ministros se queja de que la prensa haya conocido el testimonio de López, ahora aspirante a colaboradora eficaz. Esa queja, ¿es sobre conocer la verdad? ¿Sobre las filtraciones de la fiscalía? ¿Sobre el interés del periodismo en conocer hechos de interés público?
No ha sido la oposición la que ha creado el cuento de la casa de Sarratea como casa familiar. El ministro Aníbal Torres insiste en esa versión y pretende que no se pregunte sobre las eventuales reuniones entre Karelim López y Pedro Castillo.
No ha sido, tampoco, la oposición la que prometió una asamblea constituyente a través de un referéndum, primero y, luego, a través del “pueblo organizado”. La inseguridad política tiene uno de sus principales impulsos en la posibilidad de una asamblea constituyente, que cambiaría, inconstitucionalmente, todo el orden constitucional.
Aníbal Torres cree que uno de los problemas ha sido la búsqueda de la vacancia, desde el primer día. Eso, señaló, es desconocer el triunfo de Castillo.
“El pueblo manda por la mayoría”, replica el ministro Torres. No aclara que la mayoría elige un presidente sometido a la ley y a la fiscalización. La mayoría no elige un dictador y, por eso, también elige una oposición.
La oposición en el Congreso deja mucho que desear. No se le puede negar, sin embargo, el derecho a interpelar, censurar o vacar, siempre que lo haga con apego a la Constitución.
En una democracia todos deben estar sometidos a la Constitución. Ningún funcionario debe estar, tampoco, libre del escrutinio de la prensa independiente.
Si el presidente Castillo va a insistir en los criterios adelantados por el premier, no cabe esperar ningún cambio. La principal fuente de la incertidumbre son justamente esas ideas, que salen no del Congreso, sino del propio Palacio de Gobierno.