La preferencia electoral por Pedro Castillo parece haberse estancado. La candidata Keiko Fujimori crece a costa de su contrincante, de acuerdo con los últimos sondeos de Datum, publicados por Perú21.
Castillo pasa de 43 a 41 por ciento, mientras Fujimori va de 34 a 36 por ciento. Los que votan en blanco, viciado y los que no se deciden se mantienen en 23 por ciento en las dos últimas encuestas (27-30 de abril y 5-6 de mayo).
El candidato de Perú Libre ha logrado captar el voto contestatario. No ha logrado, sin embargo, desarrollar un discurso consistente que exhiba capacidades para el manejo gubernamental.
Su principal propuesta es la de un cambio de la Constitución, a través de una asamblea constituyente. Es, sin embargo, una bandera, no una acción de gobierno.
“En mi gobierno la educación dejará de ser un servicio. Basta de lucrar con la educación. Será un derecho constitucional y me ratifico en asignarle el 10% del PBI al sector Educación”, dijo en Piura.
Castillo no tiene claras las funciones de gobierno. Tampoco tiene claras las dimensiones de la economía gubernamental.
Ofrecer 10% del PBI para la educación, como ya se ha notado, es un despropósito. El presupuesto general de la República es de, aproximadamente, 20 % del PBI. Asignar 10% a un solo sector es dejar para todas las otras funciones de gobierno solo la mitad del presupuesto.
La propuesta se hace evidentemente absurda si se la conjuga con otra que hace el candidato. Quiere destinar para el sector salud el 10% del PBI. Es decir, todo el presupuesto se dividiría solo entre educación y salud.
Podría ser que el candidato esté confundiendo PBI con presupuesto general de la República. O podría ser que no tenga idea de lo que está proponiendo.
Lo importante en el desarrollo de la campaña es cómo se percibe su manejo de estas cifras y conceptos.
A quien no maneje este tipo de cifras y conceptos, ¿qué le dice el 10% del PBI? No mucho. A quien lo maneje, le dice, claramente, que el candidato no plantea cosas coherentes.
Similar inconsistencia se encuentra en varias de sus propuestas y lances. Lo que dijo en el debate en Chota sobre las cárceles es otro ejemplo.
“En nuestro gobierno no más cárceles, tienen que convertirse en lugares de investigación, en talleres, pero las personas que delinquen y que están adentro de las cárceles tienen que aprender a comer el pan con el sudor de su frente”, expuso.
Con los niveles de hacinamiento y corrupción en las cárceles, negarse a aumentar el número es suicida. Pensar en convertirlas en lugares de investigación y en talleres, iluso.
El trabajo forzoso, además, está prohibido. Cualquier cambio tendría que hacerse a través del Congreso, no a través del gobierno. La diferencia, nuevamente, no interesa para la campaña de Castillo.
El candidato de Perú Libre no puede avanzar sobre la base de ideas de gobierno porque no las tiene. Por eso rehúye los debates y se limita a las plazas. Por eso no presenta equipo técnico.
Quizá en esta falta de sustento un segmento de la población intuya un problema serio. Quizá, en parte, por eso no puede crecer en las preferencias.