¿Qué tenían que hacer los ministros del Interior y Justicia en la conferencia de prensa que siguió a la incautación de bienes de la que fue objeto dos días atrás el ex secretario general de Fuerza Popular y actual alcalde de Cajamarca, Joaquín Ramírez? En rigor, nada. Tales operaciones, como se sabe, conciernen al Ministerio Público bajo autorización del Poder Judicial. Al Ejecutivo solo le toca brindar el apoyo de la fuerza pública para lo que las referidas instituciones del sistema de justicia requieran. La razón es muy sencilla: si el gobierno de turno se inmiscuye en gestiones de esta naturaleza, el argumento de que lo que allí se está produciendo es una persecución política está servido.
Y, sin embargo, los titulares de las carteras en cuestión –Vicente Romero y José Tello, respectivamente– no solo estuvieron presentes en la mencionada conferencia, sino que tomaron la palabra en lo que, a todas luces, constituyó un esfuerzo por aparecer como los protagonistas del evento. “Después del Caso Orellana, este caso en el tema de lavado de activos es el más grande en el Perú. Más de mil millones de dólares se van a incautar en un promedio de 295 bienes”, señaló Romero. Para luego agregar: “Esto nos da a entender la dimensión de cómo se esconde el dinero a través de lo ilícito, justamente en el tema de lavado de activos”.
Tello, por su parte, fue más lejos todavía en el cultivo de aquello que en nuestro país se conoce como ‘peliculina’. “Estamos dando un mensaje claro como gobierno, como operadores de justicia, de que vamos a cambiar las cosas y de que no va a haber impunidad, y, además, finalmente, lo que se usó para el mal, ahora va a servir para el bien”, aseveró. Es decir, según él, es el Gobierno el que está detrás de la punición… de un delito que todavía no ha sido sentenciado como tal por el Poder Judicial.
El desaguisado es descomunal, y no solo en lo que atañe al caso de Joaquín Ramírez. Aparte de abonar el argumento falaz de este último y de Fuerza Popular sobre las supuestas motivaciones políticas de los procesos que se les siguen (algo que claramente no se condice con las numerosas y sugerentes evidencias que existen al respecto sobre la comisión de varios ilícitos), es evidente que la torpeza de este acto podría dar pie, por ejemplo, a nuevos intentos del expresidente Alejandro Toledo para retrasar su extradición. No olvidemos que la tesis a la que sistemáticamente recurre el fundador de Perú Posible para conseguir tales aplazamientos es la de la supuesta politización de la justicia en nuestro país.
Sin perder tiempo, por cierto, el partido fujimorista publicó el mismo día de la operación un pronunciamiento en el que, tras procurar zafar el cuerpo respecto de los problemas de quien fuera su secretario general durante tres años y pusiera inmuebles y vehículos a disposición del partido, decía: “Exhortamos a la presidenta Boluarte a que instruya a sus ministros y estos eviten participar en conferencias de prensa sobre investigaciones judiciales en curso, pues podría interpretarse que exista [sic] un interés político del Gobierno y una injerencia en la autonomía del fuero judicial y fiscal”. Y el presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, no tuvo más remedio que salir a subrayar que el Ejecutivo “no ha intervenido ni intervendrá en ninguna investigación fiscal, porque respeta la independencia de los poderes públicos”.
El problema, no obstante, es que las declaraciones de sus ministros lo contradicen…
Apurados como están por ganar algo de aprobación pública, los miembros del Gabinete que nos ocupan darían la impresión de haber incurrido en aquello que antiguamente se definía como tratar de ganar indulgencias con avemarías ajenas. Esto es, arrogarse los méritos de otro para mejorar la propia imagen. Pero, como se ve, el intento les salió chueco, pues su afán de figurar como los protagonistas de determinadas indagaciones fiscales no ha hecho otra cosa que ponerlas en riesgo. Se les subió, evidentemente, la peliculina y ahora los esfuerzos del Ministerio Público y del Poder Judicial sufrirán las consecuencias. Esperemos que de manera solamente temporal.