“Nosotros somos socialistas y nuestro camino a una nueva Constitución es un primer paso”, se le oye decir a Guillermo Bermejo, congresista electo por Perú Libre, en un audio difundido anteayer por Willax Televisión. Luego añade: “Y si tomamos el poder, no lo vamos a dejar. Con todo el respeto que se merecen ustedes y sus pelotudeces democráticas, preferimos quedarnos para establecer un proceso revolucionario en el Perú”.
Suele ser inusual escuchar expresiones tan nítidas de desprecio a la democracia. Incluso Fidel Castro y Hugo Chávez se preocuparon en su momento por ocultar sus pulsiones autoritarias. En 1959, el primero anunciaba que “en menos de un año” se convocarían elecciones libres. En 1998, el segundo aseguraba que incluso podría dejar antes el poder, de ser necesario. En esa línea, que el virtual parlamentario por el partido del lápiz sea así de honesto con sus fines es tan encomiable como aterrador: es una advertencia bienvenida, pero, al mismo tiempo, confirma la entraña autoritaria de la agrupación que quiere llevar a Pedro Castillo a la presidencia.
Naturalmente, ante tamaña revelación, se esperaba que desde la campaña de Perú Libre se diese una respuesta categórica de rechazo a las palabras de Bermejo, pero eso no es lo que ha ocurrido. El autor de la frase, por ejemplo, solo salió para reconocer su voz en el audio, acusar que este fue editado y afirmar que fue grabado el año pasado –lo que no se acerca ni remotamente a ser una justificación–. No retiró lo de las “pelotudeces democráticas” ni aquello de “si tomamos el poder, no lo vamos a dejar”. Por su lado, el señor Castillo fue tibio en Twitter, al decir que no acepta este tipo de discursos sin referirse al individuo que los pronunció y a quien él ayudó a llevar al Parlamento, lo mismo hizo ayer en un mitin. Dina Boluarte, postulante a la vicepresidencia, lamentó las palabras, pero minimizó el episodio diciendo que a Bermejo “le gusta hablar mucho”.
Desde la cancha de los aliados de Pedro Castillo, específicamente aquellos contra los que denostó el ahora legislador electo en la referida grabación, la actitud ha sido igual de pobre y reveladoramente indulgente. Anahí Durand, jefa del plan de gobierno de Juntos por el Perú, se limitó a describir lo oído como “declaraciones inadmisibles y personajes que defienden autoritarismos hay en todos lados del espectro político y los rechazamos”, solo para insistir diciendo: “Estamos con la democracia y los derechos; estamos con Castillo y Perú Libre”. Pedro Francke, por su parte, ha dicho: “Seguiré apoyando […] al profe Pedro Castillo, que nadie dude de eso”. Asimismo, la clara transgresión de las condiciones del pacto que el candidato firmó con Verónika Mendoza no ha merecido declaración alguna de la lideresa de Nuevo Perú.
Sin embargo, en todos los casos descritos, incluso si la reacción a lo dicho por Guillermo Bermejo hubiese sido rápida, ya habría sido tardía. Desde Perú Libre la falta de compromiso con las instituciones democráticas ha estado clara desde el primer día. El mismo Castillo ha hablado de “desactivar” el Tribunal Constitucional y la Defensoría del Pueblo, aunque luego haya tratado de moderarse ante los medios diciendo que no haría lo que dijo que haría. Vladimir Cerrón, el sentenciado dueño del partido, ya había transparentado su interés por perpetuarse en el poder y también describió –como lo han hecho otros parlamentarios electos de esta organización política– cómo buscarían disolver el Poder Legislativo para imponer una asamblea constituyente.
En suma, una serie de “exabruptos” que, por la insistencia con la que se pronuncian, se notan como un inaceptable plan de acción, del que Pedro Castillo no puede deslindar porque es parte y cómplice, por el tipo de personas con las que ha decidido rodearse y por lo que él mismo ha anunciado. La de Bermejo es apenas una de las múltiples confesiones antidemocráticas de Perú Libre, que van dejando pocas dudas sobre lo qué harán de llegar al poder.