Nuestro ministro favorito es, qué duda cabe, el discreto y siempre pertinente Daniel Urresti. En pocos meses en el cargo ha sabido personalizar el “hechos y no palabras” mejor que cualquier político en nuestra historia, cuidándose de que la humildad y el perfil bajo sean siempre su divisa.
Una clara muestra de su ejemplar actitud se dio esta semana al presentar a la prensa al “Muñeco Urresti”. Se trata de un simpático monigote de dunlopillo - estilo “Muppet” - que, de acuerdo al ministro, “fue diseñado por miembros de la Policía Nacional con el fin de inculcar los valores a los niños escolares”.
Es decir, nuestro ministro, haciendo de tripas corazón para dejar de lado su conocida aversión a las cámaras, dio autorización para que otros impulsen la iniciativa de crear un muñeco con su rostro. Esto muestra sin duda los sacrificios que está dispuesto a hacer a favor de nuestra niñez, lo cual resulta conmovedor y digno de aplauso.
Esperamos que la policía no tenga el monopolio del “Urrestito” (como cariñosamente lo hemos bautizado) y que en Navidad muchos padres puedan llevar a sus hijos este simpático monigote. “Urrestito” sería sin duda la alegría de los hogares peruanos, ayudando a contrarrestar la percepción de un cuarto desordenado, desarticulando peligrosas bandas de fantasmas debajo de la cama, entre otros juegos infantiles llenos de profundos valores y significado cívico. Podemos dormir tranquilos, el futuro del país está asegurado.