Este sustantivo compuesto de nuestra lengua familiar, nada eufónico en sus componentes, se documenta inesperadamente en los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana: “Una tarde en el Palais Concert, Valdelomar me dijo: «Mariátegui, a la leve y fina libélula, motejan aquí [de] chupajeringa»” (Caracas 2007, p. 239). Su equivalente general libélula es un término que viene del latín científico libellŭla, diminutivo de libella, que es a su vez diminutivo de libra ‘balanza’ porque el insecto mantiene el equilibrio en el aire.