Es una locución encomiástica de función adjetiva o adverbial que todavía se oye en nuestra habla culta familiar. Expresa máximo elogio o admiración sobre una persona o algún suceso. Véase un uso de Clemente Palma en sus Crónicas político-doméstico-taurinas: “Escogí frac casinete ribeteado, quedábame de príquete como dibujado a cuerpo...” (Lima 1938, p. 95). Se documenta, además, la variante de príquiti, que a veces puede ser reforzada en de príquiti manganzúa.