Este derivado de la voz de germanía ful ‘falso, fallido’ se registra en el Diccionario académico (2014) aplicado coloquialmente a personas falsas, embusteras, o simplemente charlatanas y sin seso, y también a algo inaceptable o poco útil. Pero en el lenguaje coloquial del Perú y el Ecuador, fulero, -a se documenta con la acepción obsolescente de ‘que ha sido resultado de un proceso raro, sospechoso o poco habitual’ (Diccionario de americanismos, ASALE, 2010). En la Argentina, el término hace referencia a una persona muy fea, y en Bolivia, a un asunto desagradable.