Esta expresión debe su nombre al intenso brillo ocular de este felino. Se documenta en la Argentina y el Uruguay con la acepción de “pequeña luz o material reflectante empleados por ciclistas o peatones para advertir su presencia en calles o rutas” (Diccionario de americanismos, ASALE, 2010). Pero en nuestro castellano ha tomado el sentido de ‘reflector vial de forma rectangular y aplanada, de color blanco, amarillo o rojo’. Ejemplo del diario El Comercio: “En algunos sectores de la carretera, resalta la ausencia de delineadores reflectores, llamados ojos de gato” (4/1/2014).