Esta palabra viene de la japonesa shoyu ‘planta leguminosa de origen asiático’ que designa también su ‘fruto comestible, rico en proteínas’. La palabra se introdujo en Europa escrita de dos modos: soya y soja; ambas formas son hoy igualmente válidas. En casi toda la América hispana se prefiere la variante con la consonante palatal: soya. En los países rioplatenses y en la Península, en cambio, se escribe y se pronuncia con la consonante velar: soja (El Comercio, Lima, 5/3/2007)