En la lengua general, el verbo intransitivo vacilar se documenta desde el siglo XV como sinónimo de oscilar, generalmente por falta de equilibrio. Pero en las últimas décadas, vacilar se ha difundido en el habla juvenil y popular de gran parte de la América hispana con sentidos nuevos hoy muy vivos y vigentes. Vacilarse equivale, entonces, a divertirse, pasar un buen rato. En este caso, no se usa como postverbal la forma general vacilación sino la acortada vacilón, que puede también aplicarse a una relación amorosa ocasional o efímera.