Es una tradicional expresión imperativa, en principio pleonástica, que sobrevive en nuestra lengua culta familiar. Ya a fines del siglo XIX Juan de Arona escribe en su Diccionario de peruanismos: “Mucho más decimos [...] anda vete por vete, que jamás usamos, prefiriendo lárgate...”. Véase un uso más moderno de Vargas Llosa en Conversación en La Catedral: “... a lo mejor vendrían policías o periodistas, anda vete donde tu familia por unos días...” (Barcelona 1996, p. 468).