Esta frase de nuestra lengua familiar que designa una modesta pero surtida tienda de abastos está hoy en extinción. Ya parece no haber chinos instalados en bodegas y pulperías en las esquinas. Pero se documenta todavía en El héroe discreto de Vargas Llosa: “Pisaba la calle solo para correr donde el chino de la esquina a hacer las compras, a la lavandería y al banco” (Lima 2013, p. 220).