En un párrafo de Los últimos días de La Prensa de Jaime Bayly se lee: “... ya tengo casi diagramadas las dos páginas, o sea que ni se preocupe, porque usted sabe que yo para trabajar soy un ladrillo” (Barcelona 1996, p. 22). La locución verbal, al parecer exclusiva del Perú, ser un ladrillo se documenta desde la edición de 2001 del Diccionario de la Real Academia Española con el sentido de “Ser muy trabajador o muy estudioso”.